miércoles, 26 de octubre de 2022

Bayern 19 - Barça 2

PESTAÑA j5-barcelona-bayern-champions22/23 Crónica 4 COMPONENTE Ficha Crónica 2326736 Contando los últimos 5 partidos, este es el resultado: Bayern 19, Barça 2. Este es el nivel, esto es hoy el ADN Barça, y si el club no asume que está en la segunda división europea, camino de la tercera, no forzará la revolución que necesita. Y esto lo digo por los jugadores, por el presidente, y por los del bombo en la grada, aplaudiendo y animando a un cadáver en lugar de rebelarse contra lo que es inaceptable. Ante el Bayern salimos a jugar ya eliminados y con Busquets de titular. Ni un tiro a puerta en toda la noche. Es un resumen futbolístico. Es un resumen moral. Xavi ha presumido desde que llegó del estilo y de la forma física de sus jugadores. Este miércoles, los jugadores del Bayern parecían gigantes al lado de los del Barça, por su forma física y por su capacidad técnica. En el minuto 9, por si a alguien le quedaba alguna duda de algo, Mané puso las cosas en su lugar vanamente perseguido por un Bellerín de mantequilla recordó a los jugadores del Athletic que el sábado pasaron por el Camp Nou. El segundo gol también fue un regalo del chaval, aunque probablemente sea injusto personificar lo que en realidad fue una absoluta inferioridad colectiva. Estos son los partidos importantes, donde los equipos se miden y quedan al descubierto tonterías como las del «proyecto». Seguramente Cataluña es la región de Europa que más conceptos absurdos ha puesto en circulación desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Empezamos con el de «lengua propia». El Barça parecía ayer una banda de barriada corriendo sin sentido, como si hubieran robado algo, contra un rival ordenado, meticuloso, letal en todas sus acciones, y que había tomado posesión del terreno de juego como si fuera todo suyo. Eran tan fuertes, e iban tan sobrados de potencia, que cuando chocaban con los del barrio los llevaban por delante. Parecía más falta de lo que luego en la repetición se veía que era, especialmente cuando los afectados eran señores ya mayores como Busquets y Lewandowski. Cada vez que el Barça intentaba algo los alemanes le superaban en velocidad. También en dureza, cuando lo necesitaban, pero en lo que sobre todo era superior el Bayern era en la rapidez con que pensaba y ejecutaba. Sólo el Dream Team de Cruyff jugó a esta velocidad, y con más talento. El público animaba como si aún a la noche le quedara algo, lo que en parte es loable, pero si a la media hora el Bayern te ha metido ya el segundo y tú lo que haces es continuar tocando el bombo, corres el riesgo de parecer un idiota, y por supuesto te conviertes en cómplice necesario del naufragio. Por supuesto que fue una victoria de un Bayern muy sólido, pero fue también, y muy especialmente, una derrota del Barça como equipo y como club. Un Barça que lleva 6 años haciendo reír en Europa, de payasada en payasada. Con los mejores futbolistas, con toda clase de entrenadores, con dos presidentes tan distintos que son la noche y la mañana, y con presupuestos millonarios que nos han llevado a la ruina a cambio de ningún éxito. Incluso estando arruinados, esta temporada hemos sido uno de los clubes europeos que más ha invertido en fichajes. Y además, con la comedia añadida del proyecto de Xavi, y de esa indemostrada superioridad moral con que todo lo cubrimos, aunque todo sea nada. Sólo es octubre y ya estamos fuera de la Champions. Antes del descanso, Lewandowski engañó al árbitro pero no al VAR, que anuló el penalti que equivocadamente había señalado el colegiado. El polaco no compareció, como en Múnich. Sólo Balde mostraba un nivel homologable. Puede que Dembélé sea único, como dice Xavi, pero también en su unicidad es, como el resto de sus compañeros, inferior a los alemanes. El Bayern marcó el tercero pero se lo anularon, correctamente, por fuera de juego. Daba igual. Lo clamoroso era lo fácil que llegaban. La afición continuaba a lo suyo como los del «ho tornarem a fer». Hay que ver lo que en los últimos años Barcelona y Cataluña se han llegado a hacer a sí mismas. Los del bombo pitaron al principio el himno de la Champions, insistiendo en el absurdo victimismo, tal como todo lo que pasa en Cataluña es culpa de «España». Xavi hizo sus cambios de siempre como si a alguien le importara. El Bayern tuvo una última hora de piedad, pero el Barça no dejó en ningún momento de parecer un grupo de chicos cogidos al azar de la calle en aquellas campañas de «siente a un pobre en su mesa» que antes se hacían por Navidad. Tratar de disimular este ridículo estrepitoso sólo servirá para el año que viene volver a fracasar.

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