jueves, 27 de octubre de 2022

Álex Alcaide: «Las hormonas no me dan ventaja; cuando me den, lo dejo»

Álex Alcaide nació chica hace 25 años. Hace tres y medio inició un tratamiento para ser varón. Pero sigue jugando en el filial del Club Esportiu Europa femenino, de la segunda división catalana, que el pasado fin de semana goleó 23-0 al Pujadas . Álex, que juega de delantero centro, marcó dos goles. El club colgó en Twitter una imagen del futbolista que se hizo viral dadas las evidentes diferencias físicas con respecto a sus compañeras. El episodio sirvió para que se reabriera el debate sobre la legalidad o conveniencia de que un deportista trans compita en la categoría de su sexo sentido o adoptado o que lo haga en la del biológico. —¿Cómo se dio cuenta que se sentía hombre? —Yo desde pequeño, con cuatro o cinco añitos, ya lo sentía. Llegué al colegio y me encontré con risas, con burlas y eso hace que intentes que la sociedad te acepte, hacerte un personaje para encajar sin que la gente te critique o te juzgue. Cuando salgo de la ESO me empiezo a plantear que igual algo no va bien, que hay algo en mí que falla. No me siento a gusto conmigo. Hablando con un excompañero del colegio, que había hecho también la transición, le confesé lo que me estaba pasando y cómo me sentía. «Es justo lo que me pasó a mí», me contestó. Entonces decidí hacer el cambio y fue cuando todo mi mundo dio un giro completo, mi vida fue a mejor y sentí que era feliz, que por fin me encontraba conmigo y sabía quién era. Por fin era Álex. —¿Cómo vivió su infancia? ¿Se refugió en el fútbol? —Sí. El fútbol siempre ha sido mi refugio. Yo en el colegio no lo he pasado bien, pero iba a entrenar y era mi única vía de escape, podía ser yo, nadie me juzgaba, era mi desahogo. El fútbol siempre ha sido mi salvación. —¿Cuándo fue el momento clave? —Hace poco más de tres años y medio cuando decido tomar la decisión porque creo que es el momento. Entonces estaba jugando en un equipo femenino en Vilassar de Mar. Mi equipo fue uno de los primeros en saberlo, lo comenté y por suerte todas me apoyaron. Mis compañeras y el cuerpo técnico me lo pusieron muy fácil y no me hicieron sentir extraño. —¿Cómo lo encajó su entorno? —Es un proceso natural pero duro. En casa, por mucho que me han ayudado, es un cambio 'heavy' y difícil de asimilar. Hay momentos mejores y peores. Al final me quedo con que he tenido mucha suerte de que mis padres me han apoyado, mis amigos también, y han hecho que todo sea más fácil. —El gran reto era reconciliarse con el espejo ¿no? —Cada vez que te miras ves algo que no encaja y cuando vas cambiando, ves la voz, la imagen y dices: «Guau, cuánto tiempo perdido. Ahora sí soy yo». Tú lo sabes desde siempre pero hasta que tu cabeza no está preparada para tomar la decisión no la tomas. De hecho, la pregunta que me hizo mi padre fue: «¿Por qué en este momento y no antes?». Yo siempre he tenido un aspecto muy masculino y era algo que se podía llegar a esperar. Entonces le respondía que en ese momento era cuando estaba preparado. Antes estaba sufriendo buying, lo estaba pasando mal, con lo cual mi cabeza no estaba por eso sino por pasar desapercibido sin que la gente me juzgara por vestir de cierta manera o por mi corte de pelo. Cuando lo superé, vi que el problema no era el buying, sino que pasaba algo más. —¿Es necesario un acompañamiento en este proceso? —Yo puedo hablarle de mi caso y cuando tomé la decisión lo tenía tan claro… Sabía lo que pasaba y en mi cabeza todo cobró sentido. En mi caso no he necesitado tanto ese apoyo psicológico porque me sentí muy fuerte. El hacer el cambio me dio mucha fuerza. El verme bien fue lo que hizo que me ratificase en mi decisión. El miedo de mis padres era qué pasaba si me arrepentía pero estaba claro que sabía lo que quería.. —¿Y cómo se aguantan 20 años así? —Sí, es verdad que a veces piensas que si hubiera empezado antes hubiese vivido otro tipo de infancia pero te lo puedes tomar de muchas maneras. Puedes pensar que es un tiempo perdido y llorar la pena o pensar que al final todo lo que he vivido en este tiempo sin llegar a ser yo me ha llevado a ser quien soy hoy en día. Si no hubiera hecho ese proceso no tendría la fortaleza que tengo en este momento. Me lo tomo como un aprendizaje. —¿Cómo está viviendo la transición? ¿Qué es lo más duro? —Tengo mucha suerte tanto en casa como en la calle. Al tener un aspecto más masculino la gente ya me identifica como tal, con lo cual está siendo muy sencillo. Ahora que por fin sé quién soy por fin estoy viviendo. Está siendo muy sencillo. —¿Qué actitudes se encuentra en un campo de fútbol? —Por parte de mis compañeras siempre he tenido un apoyo increíble. Sí que es cierto que en el fútbol femenino se dan muchos de estos casos… Parece que yo sea el único y por eso se ha montado ese revuelo pero no es cierto. Yo vengo de jugar en la liga del Maresme y allí éramos mínimo seis chavales jugando en diferentes equipos. Es habitual y está muy normalizado en el deporte femenino. Sí que es cierto que a veces desde la grada escuchas comentarios de padres que cuando su equipo no va ganando se quejan de que esté jugando un chico. Pero si te informas, la realidad no es esa. La gente, sin saber, habla más de la cuenta. —¿Ha tenido miedo de salir a la calle? —Sí, pero sobre todo antes de hacer la transición. Salía a la calle con miedo y con la cabeza agachada, intentando que nadie me hablara. He aguantado insultos. Pero desde que hice la transición, como ya me identifican como hombre, ya no hay ningún problema, nadie se mete conmigo y hace que pueda salir a la calle con la cabeza levantada y sin miedo —¿Y después de un partido de fútbol? —No. Al final todo se queda en cuatro comentarios pero nunca me he encontrado que alguien venga directamente hacia mí. Noticias Relacionadas estandar No Álex, un futbolista transgénero que continúa jugando en categoría femenina, reabre el debate en redes María Carbajo estandar No Iniesta, sobre la homosexualidad en el fútbol, con Jordi Wild: «El jugador tendría que sentir la libertad para decirlo» F. CANAS —¿Y cómo le sientan esos insultos y esos reproches? Una exjugadora de este club, Valentina Berr, tuvo que retirarse porque no aguantaba más… —De la mejor manera que puedo. No es agradable pero mi equipo anterior, el Vilassar, que era cuando más me pasaba, a la mínima que sucedía algo mis compañeras salían en mi defensa y se encaraban con el que insultaba. Pasaba en algún partido puntual y siempre fuera de casa. Los equipos rivales siempre han tenido el máximo respeto. Saben que el partido no se decanta por una persona. —¿Le sorprende que esto sorprenda? —No, por lo que se está viendo a día de hoy en la sociedad. Al final si nos sigue sorprendiendo que en el fútbol masculino un hombre sea homosexual ¿no nos va a sorprender que una persona trans esté jugando en el fútbol femenino? Nos queda mucho por avanzar y mucho por entender y aprender. —Al final le ha dado visibilidad a una realidad… —Sí. No soy el único hombre trans. En el fútbol femenino somos varios que estamos en esa situación y creo que darle voz puede ayudar en cierto modo. Todo el desconocimiento que hay… al final es desinformación y si esto ayuda que esa gente se informe un poco… —¿Qué ventaja le da ser hombre en un equipo femenino? —Realmente ninguna. Si me machacara en el gimnasio ganaría músculo antes que una mujer. Ella obtendría el mismo músculo pero necesitaría más tiempo. Pero en velocidad hay compañeras en mi equipo que me compiten y me ganan ¿Dónde está la ventaja? El día que yo vea que soy muy superior al femenino y pueda hacer daño a gente por mi condición será el momento de apartarme y de dejarlo. Pero ahora mismo ventaja no tengo ninguna y no considero que esté haciendo nada malo por jugar a fútbol. —¿Y si se siente hombre por qué no juega en un equipo masculino? —Lo primero porque mientras en mi DNI siga poniendo una 'F' de femenino yo consto como mujer y no podría jugar en un equipo masculino. Además, al empezar tarde la transición mi cuerpo ya se había desarrollado como mujer y el cambio no va a ser tan grande como el de un chaval que empiece a hormonarse antes de que se desarrolle su cuerpo. —¿Hace un uso de vestuario distinto al de sus compañeras? —Pregunté a mis compañeras si les afectaba en algo o si les molestaba que me duchara con ellas, pero al final éramos una familia. Tengo los mismos genitales que ellas, no voy a ver nada que me interese y no voy a aprovecharme de nada. Al final son compañeras de equipo, no voy a verlas como otra cosa. Si ellas no tienen ningún problema ¿por qué debo tenerlo yo? —¿Qué le parece la 'ley trans'? —Creo que nos va ayudar. Que los chavales puedan acceder antes al trámite, ayudará a que todo estas situaciones no pasen. Si a un chaval le das el beneficio de poder cambiar antes el género le estas beneficiando y eso también hace que pueda empezar antes la transición.

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