jueves, 27 de octubre de 2022

Los guardias civiles que detuvieron al pederasta de Lardero: «Todo fue tan rápido que la madre vio a Álex muerto»

«Todo fue tan rápido que la madre vio a Álex muerto. Fue un shock». El teniente Miguel Fuentes es el responsable de la investigación del crimen cometido hace un año en Lardero (La Rioja) por Francisco Javier Almeida, el pederasta y asesino que estaba en libertad condicional cuando mató al niño de nueve años . Hoy, casi a la misma hora y en el mismo lugar del que se llevó al pequeño con engaño y lo estranguló minutos después, decenas de personas se concentrarán con globos y flores para homenajear a Álex. Los padres no estarán; sí otros familiares y amigos. Es el penúltimo capítulo justo antes de que la juez instructora decrete la apertura de juicio oral. Las acusaciones y la defensa acaban de presentar sus escritos de calificación. Almeida se enfrenta a prisión permanente revisable y todo apunta a que a la Administración se le reclamará una cuantiosa responsabilidad civil. El teniente Fuentes y el guardia Miguel Ángel Sáez de la Comandancia riojana rememoran para ABC esas horas del 28 de octubre que ambos califican como el «crimen más doloroso» en los años que llevan de servicio. Según el atestado, pasaron solo 39 minutos desde que Álex desapareció de la Plaza Entre Ríos de Lardero en la que se reunían a jugar decenas de críos hasta que lo encontraron ya prácticamente sin vida en brazos del asesino . La familia estaba celebrando con amigos una fiesta de Halloween a unos metros de los niños, en la misma plaza. El padre de Álex declaró en abril ante la juez que perdieron de vista a su hijo durante dos minutos. Suficientes para el cazador que llevaba toda la tarde acechando a las criaturas, como había hecho otros días. Un asesino que hizo de espectador impasible Almeida, en varios momentos del juicio en el año 2000 el que se le condenó por agresión sexual y asesinato a 30 años de cárcel ABC «Nos avisan de la desaparición del niño, se activa el protocolo urgente y empezamos a buscar. Policía Local y nosotros con más gente que ya estaba entrando en diferentes edificios. Sube una patrulla de Policía, a continuación Guardia Civil y el primer agente local se lo quita de los brazos y lo baja a la entrada. Álex ya no respiraba , el policía lo intenta reanimar con una desfibrilador que va a buscar al coche patrulla. Casi a la vez llegan los servicios sanitarios pero ya no hay nada que hacer», explica Sáez. Noticia Relacionada estandar Si Gabriel Jordá, el pederasta que volvió a trabajar con colegios tras pasar 6 años entre rejas Cruz Morcillo Una investigación por falsificación de billetes de 500 euros destapa cómo este valenciano con el pseudónimo de 'Darzee' burlaba con ayuda de su jefe el control de los centros educativos Hay que remontarse a la peor noche de Lardero, que cambió en unos minutos la cara de víspera de Halloween y fiesta por un luto rabioso e impotente . En la entrada del número 5 del moderno edificio de la calle Linares, a 200 metros del lugar del rapto, Álex ya no respiraba; dos plantas más arriba, Francisco Javier Almeida , esposado en el pasillo permanecía atento, pero en su mundo, sin abrir la boca, y en la calle más de 200 personas se concentraban gritando que se lo entregaran a ellos, mientras la unidad de Seguridad Ciudadana acordonaba el exterior y trataba de calmar la situación y evitar un linchamiento. «Se mostraba tranquilo» Los agentes, los sanitarios, la familia, todos podían escuchar ese clamor; también el asesino, sorprendido cuando se disponía a coger el ascensor con el cuerpo del niño en brazos para bajar a su plaza de garaje. «Fue tan rápido y tan tremendo que no soy capaz de recordar si pasaron minutos o segundos », recuerda el teniente, jefe del equipo de Delitos contra las Personas de la Policía Judicial de la Guardia Civil, que llegó al lugar casi al mismo tiempo, junto a sus compañeros de Criminalística. «Se mostraba tranquilo, mientras esperamos a la comitiva judicial y el levantamiento del cuerpo. No pidió nada, no mantuvo ningún tipo de conversación con nosotros ni ahí ni en los calabozos. Escuchaba el lío que había en la calle impasible », añade Sáez, portavoz de la Comandancia y encargado de grabar esas secuencias que jamás olvidará. «Buscó el momento propicio. Un niño pequeño siempre es vulnerable» Miguel Fuentes Teniente Almeida se mantuvo imperturbable también al día siguiente, cuando se hizo la inspección ocular en su casa. Miró a su agapornis enjaulado y tampoco abrió la boca. Los agentes entregaron el pájaro con un recibo a un familiar del detenido. El detenido, que llevaba en libertad condicional desde abril de 2020 tras pasar casi 26 años en la cárcel en dos épocas distintas, pidió un abogado de oficio y la Guardia Civil mandó que lo examinara un médico antes de ponerlo a disposición de la juez. Nadie le había reconocido, ni siquiera los agentes. «Estuvo tanto tiempo en prisión que hasta que no metimos sus datos no saltaron esos antecedentes». Dos agresiones sexuales y un asesinato. «Te quedas muy jodido» Un año después, el rostro de Álex solo es conocido por los suyos y por los investigadores. Sus padres, rotos, jamás han comparecido. En esa búsqueda angustiosa que duró unos minutos tuvieron que ver a su hijo muerto, tumbado sobre las baldosas mientras los médicos se afanaban en balde. «Hubo testigos porque lo buscaba mucha gente. El impacto fue aún mayor. Aunque se colocó la lona para cubrir el cuerpo ... Los padres han tenido, tienen un comportamiento impecable», cuenta el teniente Fuentes. «En ese momento tuvimos que hacer un ejercicio de fortaleza para gestionar nuestra propia situación . Llevamos un uniforme pero somos personas. Lloramos, nos cabreamos, sentimos rabia, impotencia y aun así debes centrarte y sacar adelante la investigación », añade el guardia Saéz. «Lloramos, sentimos rabia, nos cabreamos y aun así, debes centrarte y sacar adelante la investigación» Miguel Ángel Saez Guardia Civil Ambos admiten que no es fácil tener delante a un tipo como Almeida con el cuerpo de su víctima al lado. «Era un niño muy pequeño, en el equipo alguno tiene hijos de edad similar y casi todos somos padres. Estamos adiestrados para trabajar de manera objetiva y dejar de lado la parte sentimental, sin saltarnos ningún paso, pero fue duro. Yo me desahogué hablándolo con mi familia. Mi hija tenía entonces 13 años», dice el teniente, que manda un equipo de seis personas -incluido él- dedicado a homicidios, desapariciones y agresiones sexuales entre otros delitos, aunque con una tasa de menos de dos asesinatos al año. « Te quedas muy jodido . Nunca se nos va a olvidar a quienes estuvimos allí. Es el crimen más doloroso en 30 años de servicio», reconoce Sáez. Reiteran que no les corresponde a ellos decir si la muerte de Álex s e podía haber evitado . Durante los días posteriores varios padres aseguraron que habían alertado sobre un merodeador y una de las niñas del parque, de 12 años, declaró que Almeida ya la había invitado antes a que lo acompañara a su casa con el pretexto de enseñarle sus pájaros. Fueron los amigos del crío los que señalaron aquella noche la guarida del pederasta . Los agentes creen que no eligió a Álex, sino que fue al primero que vio, el más fácil. «Buscó el momento propicio. Un niño pequeño siempre es vulnerable». El escenario del crimen 1. Inspección ocular en la vivienda del asesino a apenas 200 metros del lugar del rapto / 2. Decenas de personas se concentraron con globos y flores para homenajear a Álex en el lugar en el que fue secuestrado / 3. A la derecha del todo, imagen de Almeida en la ventana del piso en el que estranguló al niño ABC Solo el asesino sabe si lo estranguló tras descubrir que no era una cría (iba disfrazado de la 'niña del exorcista por Halloween). Jamás ha declarado y la incógnita es si lo hará en el juicio. Tras ingresar en la prisión de Logroño , se le trasladó a la de Segovia para garantizar su seguridad. Inicialmente se le puso un preso de apoyo y se le aplicó el protocolo de prevención de suicidios. Está en régimen ordinario. La pericial psiquiátrica que se le hizo en febrero, adelantada por ABC, concluye que no sufre «alteración psicopatológica alguna ni descompensación desde el punto de vista forense». Solo refirió que tiene insomnio desde que está en prisión. La pericia concluye que sus «capacidades volitivas y cognitivas se encontraban indemnes»; es decir, sabía lo que hacía y quiso hacerlo cuando asesinó al niño. El mismo diagnóstico que cuando le juzgaron por el crimen de Carmen López , a la que mató y agredió sexualmente el 17 de agosto de 1998. Le definieron como un sádico y le condenaron a 30 años. Pero el sádico recobró la libertad, cuando le faltaban tres años para cumplir su condena, sin que ninguna alarma saltara, pese a que los funcionarios de la prisión de El Dueso en la que pasó buena parte de su condena alertaron de que no estaba preparado para vivir en libertad y apreciaron riesgo de reincidencia. El depredador lo había intentado sin lograrlo, camuflándose en un vecino anónimo que vigilaba a los niños en el parque, hasta la tarde que vio a Álex jugando con sus amigos. Le bastaron dos minutos.

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