sábado, 15 de octubre de 2022

El twist se vuelve a bailar en el Price

Ya han pasado sesenta años desde los años sesenta, pero los ecos del twist todavía resuenan en las calles de Madrid, un Madrid que lo recibió con estupor antes de bailarlo, y que ahora le rinde homenaje con un espectáculo en el Circo Price , el que fuera su centro neurálgico en aquellos días cuando estaba ubicado en la Plaza del Rey. «Sobre el asfalto, en la acera, a la intemperie en plena calle, bajo la lluvia, estos jóvenes bailan el ritmo de nuestro tiempo: el twist; esta histeria colectiva no se ha producido en Londres ni en Estocolmo. Acontece en Madrid y a las dos de la tarde del pasado domingo», decía un alarmista artículo de Pueblo tras el arranque de las matinales en el otoño de 1962. «No ha sido una escena única e insólita la que ha captado el fotógrafo. Se repite cada día festivo tras las sesiones de ritmos modernos que con gran éxito de público se celebran en nuestra capital. Miles de jóvenes, tras haber soportado dos horas o más de guitarra eléctrica, batería y canciones en inglés, inician al ritmo del twist su vuelta a casa. ¿Quiénes son estos muchachos? No creemos que sean universitarios. No creemos que sean jóvenes obreros. ¿Dónde puedes ubicar a estos chicos? ¿De dónde salen? ¿A qué se dedican? Unas preguntas que nos hacemos sin más afán que entender a este sector de la juventud». El 18 de noviembre se cumplirán 60 años de la primera de estas sesiones que Miguel Ángel Nieto (periodista, locutor y fundador de Antena 3 y hermano de Pepe Nieto de Los Pekenikes) organizó cada quince días hasta que fueron prohibidas por las autoridades, y por ello el Price estrena hoy el homenaje 'Twist', un espectáculo dirigido por Marta Pazos que combina músicos y artistas de circo para transportarnos a aquella época, y que podrá verse hasta el 6 de noviembre. Montaje del nuevo espectáculo 'Twist' abc Noticia Relacionada estandar No Un viaje al Madrid rebelde y analógico de la 'Generación X' Nacho Serrano La Semana Kronen propone coloquios, exposiciones y conciertos para volver a los noventa de la mano de una de sus películas más emblemáticas En la primera matinal participaron Ontiveros, Dick y Los Relámpagos, el 'cantor' filipino Eddy, Los Tonnys, Los Pekenikes y The Diamand, con Miguel Ángel Nieto presentándolos con un micrófono que colgaba del techo imitando al célebre maestro de ceremonias pugilístico Bobby Deglané. «Como todo en la vida, si quieres hacer algo, tienes que atender al refrán 'el que quiera peces que se moje el culo'», dice Ignacio Martín Sequeros, único miembro actual de Pekenikes que estuvo en aquella primera edición. «Había gente que quería hacer cosas, pero sin exponerse, sin arriesgar, y nunca consiguieron nada. Miguel Ángel se la jugó como un valiente. No se hacían esos experimentos en España, porque para nuestro gobierno no éramos más que 'una panda de melenudos'. La policía tenía miedo de que si se reproducían los primeros festivales que se hacían en Inglaterra, también se reprodujeran los disturbios que a veces los acompañaban. El problema que tenían es que a la vez, se empezaba a querer dar una imagen de apertura. Por eso, gracias al empeño de Miguel Ángel Nieto se pudo hacer lo del Price», explica Martín Sequeros. Cagadas de elefantes Por aquella época el Price acogía espectáculos con animales que vivían allí en sus propios 'camerinos', con el consiguiente olor para las instalaciones. «Lo primero que recuerdo de las Matinales es la peste de las cagadas de los elefantes al entrar para dejar nuestros instrumentos. Aquello era acojonante, como estar en la selva», cuenta Micky, el líder de Los Tonnys (después Micky y Los Tonys), un grupo de «jóvenes osados a los que les daba todo igual, y que se apuntaba a todo», dice entre carcajadas. «Miguel Ángel vino a buscarnos al Castellana Hilton, donde solíamos estar siempre. Nos propuso participar y no lo pensamos dos veces». La noche del 17 de noviembre, Micky y sus compinches estuvieron de juerga hasta las cinco de la mañana. «Acabamos cocidos, afónicos, y al cabo de un rato nos presentamos en el Price, a las diez de la mañana... una hora antes de que empezaran los conciertos. Nos metimos la última cerveza, y pa' dentro. Como éramos unos chavales, el cuerpo aguantaba, ¡jaja! La Plaza del Rey se llenó a borbotones. Nosotros veíamos llegar a la gente desde la cafetería Price, que estaba justo al lado, y la escena nos pareció apoteósica. Las chavalas, los grises vigilando a las pandillas del Bola, de los Ojos Negros, de los Trompas... nos parecía estar viviendo una aventura». Micky recuerda estar emocionado cuando enchufaron sus equipos «en el mismo escenario donde Pinito de Oro había hecho sus alardes al trapecio», pero las cosas se complicaron antes de empezar. «En aquella época se utilizaban dos corrientes eléctricas, 125 y 220. Nuestros aparatos funcionaban a 220, con lo cual, si no estabas ojo avizor, te arriesgabas a que algún listillo te hiciera la pirula cambiándote los cables, para que sonaras horroroso. Tuvimos que velar por el equipo literalmente. Pero arrasamos: yo todavía no me hacía llamar 'el hombre de goma', pero ya tenía ese rollo espasmódico que dejaba a la gente de piedra, sobro todo porque los demás cantantes cantaban con el micro que caía del techo, pero yo me había llevado uno que enchufé a un amplificador. Sonaba como el culo pero me permitía salirme del escenario y saltar entre el público, una punkada total». El único que pudo competir en salvajismo con Micky en las Matinales fue Henry 'Le Diable', «un pieds-noirs que no sé si era un miembro de la OAS o algo parecido, era un tipo muy impactante que luego abrió un puticlub en Alicante, pero esa es otra historia...», dice el cantante, que asegura que sobre las tablas del Price había «rivalidad por ver quién era el mejor del día». Un recorte de prensa de la época abc A quien no le pareció tan excitante fue al periodista Adolfo Marsillach , que tiempo después publicó una columna para condenar aquellas alborotadas reuniones de 'rebeldes sin causa', para sorpresa de quienes le tomaban por una persona 'progre'. «Años después rodé con él un anuncio de champán para Navidad, y me arrepiento de no haberle tirado de los huevos, en plan '¿por qué coño escribiste aquello?» dice ahora Micky. El artículo le costaría no obstante un buen susto, ya que como recuerda Micky, «en la siguiente Matinal tras la publicación, entre la gente circuló la consigna de 'quemarle la casa a Marsillach'». Al terminar los conciertos de esa mañana, varios pandilleros se dirigieron hacia el domicilio del periodista dispuestos a reducirlo a cenizas. Marsillach no estaba allí, pero la empleada doméstica encargada de la limpieza se percató de la llegada de la muchedumbre y llamó a la policía, que dispersó a los atacantes, entre los que presumiblemente estaba el famoso 'El Bola'. «Presumía de ser el más moderno y escandaloso», recuerda Martín Sequeros. «Llevaba unas cadenas colgadas del brazo, tenía otros cuatro o cinco macarras que le secundaban, y armaban unos follones de aquí te espero ». Otro artículo de la época abc La suspensión de las Matinales se debió precisamente a que en una de las ediciones celebrada en febrero de 1964, 'El Bola' salió desde la Plaza del Rey hacia Gran Vía, acompañado de su banda, rompiendo farolas y escaparates a su paso. Llegaron hasta la estación de metro de Banco de España, y ahí fue detenido por la policía. Pero alguien hizo fotos de la escena y acabó en la prensa. «Cuando el Gobierno lo vio, dijo '¡se acabó lo de dejar a los melenudos que hagan lo que les dé la gana!, y se terminó la historia de las Matinales del Price», recuerda Martín Sequeros. MÁS INFORMACIÓN Los primeros reyes del guateque Miguel Ángel Nieto fue a protestar a la comisaría del distrito. Pero la suerte estaba echada: «Hijo», le dijo el jefe de policía, «dedíquese a algo honrado, moral y constructivo».

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