sábado, 15 de octubre de 2022

El Atlético se reencuentra a toda pastilla

PESTAÑA j9-athletic-atleticomadrid-liga22/23 Crónica 4 El Atlético se reconcilió consigo mismo. No solo ganó la tercera plaza que estaba en juego, sino que se levantó de su enfermiza crisis de identidad. Desplegó su mejor versión de todo el año sobre San Mamés, completó un partido extraordinario, frenético, y amortiguó el refrescante fútbol del Athletic hasta someterlo. Jugó durante una hora y resistió heroicamente durante media. Como remate, el Cholo, que salió reivindicado, hasta devolvió un rato sobre el césped a Joao Félix. Simeone pregona que no duda, hasta se hace el ofendido cuando le recuerdan lo contrario, pero en su particular visión de la seguridad ayer volvió a redibujar a su Atlético, a barajar las cartas para trazar otra alineación inédita, donde lo que ya nunca se discute es la presencia de Griezmann y la ausencia de Joao Félix, al que en la noria que le suben cada año le toca ahora el tramo de apestado (y tiene pinta que ya para siempre). Todo lo contrario que al otro costado, donde Ernesto Valverde repite y repite el mismo once. Debe ser que no lo tiene claro, pero su Athletic no solo es memorizable, se recita de carrerilla de Unai a Iñaki Williams, sino que da la sensación de querer jugar a lo que juega. A toda pastilla. El Athletic mete una velocidad tan vertiginosa como saludable a sus citas, algo muy parecido a lo que era el fútbol hasta que se manchó de especulación y táctica. Y si puedes, sígueme el ritmo. Al Atlético no le incomodó la apuesta. Al contrario, se sintió mucho más a gusto que con la pausa. Una apología entusiasta del juego directo y la presión, aspectos a los que acudió esta vez sí convencido. Remembranza del mejor cholismo. En plena estampida inicial, con el partido corrido de un área a otra, Morata marcó un gol de Maradona. Un pelotazo de Nahuel que el delantero persiguió junto a Yeray, que se cayó al suelo en el camino. Lo majestuoso del suceso fue la definición del delantero, cómo la dejó botar, cómo amagó el tiro, cómo fintó al portero y cómo batió de zurda. El VAR invalidó la obra de arte al revisarla con capturas en estático. Hubo falta para su criterio. Athletic 0 - 1 At.Madrid 9ª jornada de Liga Athletic: Unai; De Marcos, Yeray (Vivian, 86'), Íñigo, Lekue; Sancet (Zárraga, 79'), Vesga (Dani García, 86'; Nico Williams (Villalibre, 79'), Muniain (Raúl García, 67'), Berenguer; e Iñaki Williams. At. Madrid: Oblak (Grbic, 67'; Nahuel, Savic, Giménez, Reinildo; De Paul, Koke, Kondogbia, Lemar; Griezmann y Morata Goles: 0-1, M.47: Griezmann. Árbitro: Figueroa Vázquez. Mostró amarilla a Simeone, Giménez, Morata, Oblak, Saúl, Witsel y Grbic. Antes pudo adelantarse el Athletic, a balón parado (ahí el Atlético sí se protegió mal), con un cabezazo que Iñaki Williams, solo para recibir el caramelo de Muniain, envió incomprensiblemente a las nubes. Habrá quién dirá que justificó su biografía, tan llena de goles incomprensibles mandados a la basura, pero por velocidad e insistencia es un delantero fabuloso. Un incordio permanente para el rival. San Mamés se divertía con un primer tiempo desatado que enseñó al Athletic de costumbre y al mejor Atlético del curso. Una gozada de partido con grandes actuaciones individuales en general y algunas sobresalientes en particular. La de Muniain, por ejemplo, un pequeño talentoso al que cuesta entender tantas veces fuera de la selección y tanto tiempo dentro del Athletic (misterios del mercado). O la de Kondogbia, en mariscal, anticipándose a todo y a todos. Noticias Relacionadas estandar No Atlético de Madrid El Atlético se quema: de los malos gestos del Cholo a la insolencia de Joao Félix P. L. estandar Si Fútbol Simeone y Joao Félix, una relación sin química José Ignacio Fernández Con la lengua fuera se llegó al descanso, dejando la interrogante de por cuánto tiempo se aguantaría semejante despliegue de pulmones. Nadie tocó nada para estrenar el segundo tiempo, aunque Simeone sí puso ya a calentar a Joao Félix y sus caritas (un poema toda la noche), junto a Correa y Witsel. Pero el panorama sí cambió porque otra jugada eléctrica del Atlético por la derecha (Nahuel se empieza a parecer al que prometían) modificó el marcador. Morata, impecable, hizo de asistente y Griezmann con la derecha alcanzó la red. Con el 0-1, ese axioma inevitable, Simeone ordenó tirarse hacia atrás. Del ida y vuelta al galope se pasó al dominio monologuista del Athletic y las ocasionales respuestas a la contra del Atlético. Mucho balón colgado sobre el área de Oblak (un choque tras uno de ellos lo llevó directo al hospital con media hora por delante ), exhibiciones defensivas de Reinildo frente a los arabescos de Nico Williams y carreras furtivas y dañinas de los visitantes de color salmón. La misma locura del primer tiempo, pero diferente. Sin Oblak (Grbic se marcó dos paradones) y con Saúl y Correa de refresco por un lado y Raúl García (Muniain tuvo también que retirarse: imposible entender que fuera una renuncia), la sensación de asedio del Athletic se acentuó. Sin más veneno que la insistencia y un penalti por manos imaginarias de Reinildo que el VAR invalidó.Las sustituciones finales, que incluyeron por un rato al mismo Joao Félix, terminaron por convertir San Mamés en El Álamo, con el Athletic transformado en multitud y Reinildo en supehéroe.

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