miércoles, 12 de octubre de 2022

Del tango a Nacho Cano, el desfile paralelo del 12-O

El 12 de octubre ha incendiado las redes, como de costumbre. Las palabras «orgullo» y «genocidio» desbordaban tuits y 'stories' y caldeaban internet; y, mientras tanto, bajo un cielo azul, ajenos a la polémica que arrastra la celebración del Día de la Hispanidad , decenas de personas bailaban tango en la calle. La Gran Vía madrileña se convirtió en el otro escenario de la fiesta nacional, una arteria concurrida sin militares ni banderas. Al mediodía, a los pies del icónico templo de granito y cristal que corona la boca de Metro de Gran Vía, tres músicos componían la banda sonora del desfile paralelo del 12-O : «¡Están todos invitados a bailar!». Cinco parejas de bailarines profesionales fueron los primeros en salir a la pista improvisada, entre un nutrido corrillo de turistas y locales que se ponían de puntillas y grababan con el móvil. En apenas un cuarto de hora, Gran Vía se transformó en una milonga —el nombre que reciben los locales donde se baila tango en Argentina— clandestina. Malvis, una colombiana de 51 años, se abrió paso hasta la primera fila del público y sacó a bailar a un desconocido. «¡Que ha encontrado pareja!», reían sus amigas. «¡Grábame, grábame!», pedía Malvis. Hace un año que vive en Madrid. «Claro que celebramos el Día de la Hispanidad, ¡es una tradición!», decía después del tango. Decenas de personas bailan en el 'flashmob' de tango de Gran Vía TANIA SIEIRA Durante casi una hora, más de 30 parejas danzaron al son de los ritmos enérgicos de una guitarra, una flauta y un teclado. Había jóvenes y mayores, una madre con su hija en brazos, dos chicas con hijab que reían e intentaban imitar los pasos... María Antonieta y Ezequiel, que dan clases y organizan eventos de tango en Madrid desde hace 20 años, son los organizadores. El 'flashmob' terminó y ella, con una enorme sonrisa y un ceñido top negro anudado a su cuello de cisne, saludaba a los asistentes, alumnos y conocidos. María Antonieta es argentina y ha dejado atrás las polémicas. «Muchas veces me sentí en el lugar de que no hay nada que celebrar, pero pensé que no se puede volver atrás, que pasaron 600 años. Esta mezcla de pueblos que somos es lo que trajo esa conquista, prefiero quedarme con lo bueno», reflexiona. Broadway y flamenco Esa mezcla inundó este miércoles el corazón de Madrid, como de costumbre. Turistas de todas las nacionalidades celebraban, quizá por casualidad, la Hispanidad, y se amontonaban junto a los madrileños alrededor del escenario montado para la ocasión en la plaza del Callao. Allí pudieron saborear un pedacito del nuevo musical de Nacho Cano , una reinterpretación al estilo Broadway del acontecimiento que hoy enciende ánimos, a través de la historia de amor entre el conquistador Hernán Cortés y la indígena Malinche. Representación de una de las canciones del musical Malinche, en Callao TANIA SIEIRA «Fui a verlo el 16 de septiembre, simplemente, maravilloso, el montaje, los artistas, la puesta en escena, el vestuario...», contaba Francisca Núñez, de 65 años, que volvió a disfrutar del tema principal del musical. Los artistas bailaron en Callao con prendas de cuero, liderados por una mujer con un parecido innegable a Chanel , la eurovisiva que tuvo que abandonar el proyecto de Nacho Cano unos días antes de su estreno para volcarse en su álbum. Cada 12 de octubre, Núñez, que vive cerca de Colmenar Viejo, aprovecha para visitar la ciudad. «He visto un poco del desfile, luego quería venir aquí por esto de Nacho Cano, y ahora quiero ir al museo del Prado y al Reina Sofía. Lo quiero todo, nena», comentaba. La acompañaba su hija, Eva, deseosa de ver otro de los espectáculos programados, el del bailaor Eduardo Guerrero. «Es brutal, es que tiene un estilo, baila con una elegancia...», alababa. Minutos antes de que arrancara el flamenco, un trío de mujeres esperaba en primera fila. Ninguna se conocía, todas vivían fuera de Madrid, pero charlaban a los pies del escenario. «Me gusta mucho venir y cuando tengo una excusa, me vengo sola», aseguraba Mar, vecina de Alcalá de Henares. La excusa, esta vez, fue la fiesta nacional y las tres fueron amigas por un rato, por una celebración que, al menos en Gran Vía, olvidó debates y controversias.

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