Nueve meses lleva Santiago Sánchez Cogedor caminando abrochado a un carrito , semivacío de material pero cada vez más lleno de historias. Partió desde Alcalá de Henares a finales de enero con destino Catar, protagonizando un viaje solidario que ya encara su recta final. De Madrid al Mundial de fútbol para ver a España: esa era la excusa. Lo importante, asegura, las innumerables vivencias que está adquiriendo a través de los once países por lo que ha ido dejando su huella, y limpiando la que otros dejaron en forma de basura. Después de atravesar países como Francia, Italia, Grecia, Albania, Turquía o Irak, ya se encuentra en Irán –sin internet–, el último territorio antes de viajar en barco hasta Catar, donde comenzará la mayor competición de balompié el próximo 20 de noviembre. «Como para ir a Catar hace falta tener la entrada para algún partido, seguramente vaya a ver el primer encuentro de España y luego no sé lo que va a suceder, no me gusta pensar mucho en el futuro. Voy a llegar en barco, pero la fecha exacta no la sé. Espero que los jugadores me reciban », apunta a ABC el alcalaíno desde la finca de unos pastores que le han acogido por una noche, en las montañas de Irak. Esta no era la primera aventura en la que se embarcaba Santiago, que comparte su periplo en su cuenta de Instagram (@santiago_sanchez_cogedor), pues ya viajó desde la capital española hasta Arabia Saudí en bicicleta, mejorando el planeta, plantando árboles, recogiendo residuos y regalando sonrisas. Pero ¿qué le mueve a una persona a dejarlo todo, incluido el trabajo, y recorrer el mundo sin saber dónde dormirá cada noche? «Suelo responder, ¿por qué no? Es mi vida, es mi tiempo y lo voy a utilizar en lo que me llena el alma y me hace feliz. Vivimos en una sociedad que te inculca el tener y acumular cosas materiales, ser esclavos de la deuda... A medida que voy viajando, intento mejorar a las personas que están vacías, apagadas, tristes, por lo que sea.... Mi propósito en la vida quizá sea iluminar a esas personas , motivar e inspirar a otros, demostrar que se puede llegar lejos con poco», responde. Regalando sonrisas Santiago Sánchez Cogedor ha atravesado 11 países conociendo diferentes culturas y disfrutando del camino. Cada día ha sido una experiencia, dice, desde comer sentado en el suelo hasta personalizarse una camiseta con un adolescente kurdo, siempre acompañado de su carro con la bandera de España. ABC Este alcalaíno, trabajador en una empresa logística, futbolista federado y practicante de boxeo en sus ratos libres , ya no cuenta su recorrido por kilómetros (aunque son unos 6.500), porque, dice, lo importante no es solo caminar, sino contabilizar los corazones a los que ha llegado. En total, ha atravesado diez países, pero en ninguno se ha sentido rechazado, ni en peligro. «Todos los días estás en la carretera caminando y corres riesgos, pero no he tenido ninguna situación complicada en este viaje», explica. Cada territorio, dice, ha sido especial, pero las anécdotas darían para escribir varios libros. «En Albania me quedé asombrado por la hospitalidad, entré en el país y a los 10 minutos ya tenía 15 números de teléfono. En Grecia, una mujer soltera me hizo una copia de las llaves de su casa y me dijo que no se las devolviera, que me las llevara. Que yo tenía una casa en Tesalónica para cuando yo quisiera. En Turquía, estaba embarazada una chica y cuando dio a luz le pusieron el nombre de Santiago al niño. En territorio turco también, un policía me llevó a su boda como invitado especial. Eso son cosas que solo te ocurren viajando», relata. Precisamente en el país otomano es uno de los lugares donde más experiencias gratificantes ha tenido. «En el primer viaje que hice en bicicleta, recibí un mensaje de un amigo: ten cuidado con los turcos que son malos. Entré en Turquía y estuve más de diez días sin tener que usar mi tienda de campaña... Los turcos son hospitalarios. Lo mismo me ha pasado en Iraq, me hospedó una familia y no me dejaban irme, literalmente. Me he recorrido todo el país y es de los países más hospitalarios, el Kurdistán ha sido bestial», cuenta Santiago. Desaprender por el camino El hecho de levantarse cada día sin saber qué historia nueva le depara es una sensación inigualable, comenta este aventurero. «He aprendido mucho, como el instinto o la intuición, cosas que no se enseñan en la escuela. Por dónde debo ir. He aprendido a no señalar, a no juzgar, porque cuando tú señalas a alguien con el dedo índice, tres dedos de esa mano quedan señalando hacia ti. Hay que superarse sin pisar ni envidiar a nadie», reflexiona. En el vocabulario de Santiago hay una palabra que utiliza con asiduidad: desaprender . Un nuevo cambio de perspectiva propiciado por miles de kilómetros recorridos tirando del carro. «He desaprendido mucho, especialmente el hecho de tener y acumular cosas materiales. La felicidad no está en enseñar tus zapatillas nuevas, son momentos y, si son buenos, valen el doble. Hasta las fotos se quedan en este mundo. Tengo cuatro camisetas y no pierdo el tiempo en elegir cuál me pongo, meto la mano en la mochila y la que salga primero», dice este viajero que nunca pensó en abandonar la empresa tan dura físicamente que tenía por delante. MÁS INFORMACIÓN El madrileño que limpiará 14 países para llegar andando hasta el Mundial de Qatar La ruta solidaria de «Pambu»: pedalear 11.000 kilómetros para cambiar otros mundos Muchos han sido los momentos de introspección que Santiago ha tenido durante el viaje, algo que le ha ayudado a conocer lo que de verdad importa. «He aprendido a valorar el momento, el ahora, el tiempo. El levantarme, tomarme un té calentito... Porque mañana no sabemos y el pasado es pasado. El ser humano sufre cosas antes de que sucedan. Vas a preparar un viaje y estás pensando: ¿lloverá? ¿habrá atasco? Y al final a lo mejor no vas y has estado sufriendo para nada». Cada paso era un aprendizaje, cada desplazamiento una experiencia. Por ello, resume el viaje en una sola frase: «La gente exitosa se mantiene en movimiento» .
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lunes, 10 de octubre de 2022
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» Cruzar 11 países a pie tirando del carro para ver a España jugar el Mundial: «Estoy demostrando que se puede llegar lejos con poco»
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