lunes, 12 de septiembre de 2022

Landaluce y otras semillas del tenis español

Cumple Martín Landaluce con las expectativas y el trabajo que está realizando el tenis español en los últimos tiempos. Hay cantera y de la buena con posibilidades de acometer grandes faenas. Como ganar en el US Open júnior con 16 años y aspirar a mucho más si decide que este es el camino. Por el momento el madrileño, 1,91 de poderoso tenis, tiene el trofeo en sus manos. Uno que simboliza el futuro porque, como decía Alejandro Davidovich a este periódico hace unas semanas, «no se vive de ser campeón júnior, pero sí da un buen escaparate». Todavía en crecimiento, Landaluce tiene que debatirse entre la carrera profesional: viajes, entrenamientos durante todo el día, presupuestos altos, dedicación exclusiva, o continuar por el lado de los estudios. Pero eso se irá viendo con el tiempo. Se lleva para siempre el aprendizaje de compartir pistas, recinto, ambiente, aplausos con los grandes del circuito profesional y, de paso, su nombre en una lista de elegidos. España ha tenido un buen puñado de campeones júnior; en el US Open, por ejemplo, se coronaron Daniel Rincón el año pasado, y Javier Sánchez Vicario en 1986. La hierba de Wimbledon la conquistaron Manuel Orantes en 1967, Davidovich en 2017 y Ane Mintegi del Olmo en 2021. Más prolífico, cómo no, ha sido Roland Garros. Andrés Gimeno (1955), Alberto Arilla (1957), Antonio Muñoz (1969), Juan Herrera (1970), Roberto Carretero (1993), Jacobo Díaz (1994), Alberto Martín (1996), Lourdes Domínguez Lino (1999), Carlos Cuadrado (2001) y Paula Badosa (2015) cosecharon triunfos en las categorías inferiores. Noticias Relacionadas estandar No Tenis / Us Open Alcaraz, duodécimo tenista español en ganar un Grand Slam Laura Marta estandar No Tenis / US Open Así queda el ranking ATP tras la victoria de Alcaraz en el US Open ABC Sin embargo, no siempre es sinónimo de éxitos en el futuro. Es algo que se tiene que trabajar en el día a día. Algo complicado porque se pasa de la foto y el aplauso a los torneos de los circuitos challenger y futures, con muchísima competencia, mucha exigencia en lo económico si se quiere evolucionar y ninguno de los focos que ofrecen los grandes torneos. Badosa es un buen ejemplo de que puede llegar a deslumbrar un éxito que se recibe en edades muy tempranas. La jugadora admite ese proceso oscuro en el que se vio inmersa al crearse unas expectativas sobre ella que no era posible sostener. También a Davidovich, por poner otro ejemplo de los recientes y que pueden ser referentes para Landaluce, le costó dar el estirón. «En el tenis todo es tan rápido que no te da tiempo a disfrutarlo ni cinco minutos. Pero hay que hacerlo porque si te quedas ahí no creces -decía a este periódico Jorge Aguirre, entrenador del malagueño sobre aquel triunfo en Wimbledon-. Conseguir ganar allí fue algo impresionante. Lo ayudamos a gestionar el éxito y que fuera él también más exigente con lo que lo rodeaba». También, aseguraba, hay un proceso en el crecimiento y en el convencerse de que se merece el sitio en el que está. Sin que la mente viaje al futuro demasiado deprisa. «Es bonito que se espere mucho de alguien. Lo que es malo es que el entorno y el deportista no sepan guiar y entender la realidad del jugador. Perderse en elogios dentro de equipo es el problema». Bien guiados, Davidovich y Badosa encontraron en aquel triunfo júnior la motivación para crecer; entre otras cosas: finalista en Montecarlo él, campeona de Indian Wells ella

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