[Si te perdiste las seis noticias de ayer puedes leerlas aquí] 1. El Eurogrupo aprueba medio billón en ayudas a los países afectados pero sin eurobonos. Los ministros de Economía de la zona euro han prolongado el suspense hasta límites que no se recordaban desde la época de la crisis griega. Solo que en este caso no se trata de la suerte de una economía que apenas sumaba el 3% del PIB europeo, sino de toda la zona de la moneda única, incluyendo a sus principales países. Finalmente no se emitirán eurobonos, ni siquiera habrá una referencia a ellos, como reclamaban países como Italia, Francia y España, pero el Eurogrupo ha alcanzado un acuerdo para movilizar 540.000 millones de euros en préstamos y deja en manos de los jefes de Estado y de Gobierno la creación a medio plazo de un Fondo de Reconstrucción que relanzar la economía tras la pandemia. 2. Los celadores se rebelan: «Es duro trabajar a pelo sintiendo el aliento del Covid-19». Son el primer rostro que acoge a los pacientes de Covid-19 cuando llegan al hospital y también la última imagen que retienen en sus pupilas cuando, agotados física y emocionalmente, abandonan el centro si su periplo clínico acaba bien. Trasladan a los enfermos desde la ambulancia a la unidad de urgencias o a la UCI, les cambian de postura en sus camas y asientos, ayudan a realizarles las curas y también colaboran en su higiene. Trabajan a escasos centímetros del paciente y totalmente desprotegidos, es decir con una simple mascarilla quirúrgica que no les evita infectarse. Considerados por los protocolos Covid-19 como «personal sanitario de bajo riesgo», los celadores se sienten los grandes olvidados de esta crisis sanitaria sin precedentes y piden más protección para poder trabajar sin riesgos. 3. Sánchez aleja el gran pacto de Estado al presumir de gestión y atacar a Casado. Si alguien esperaba que la espiritualidad del Jueves Santo se colara ayer por la vidriera del Salón de Plenos del Congreso para brindar mayor responsabilidad y altura de Estado a la intervención del jefe del Gobierno se llevó una gran decepción. El debate de la segunda prórroga del estado de alarma expuso a un Pedro Sánchez que, con tono soberbio, no solo se negó a asumir de forma individual los errores cometidos durante la pandemia sino que sacó pecho de la gestión realizada. Y en lugar de cortejar al PP ante los nuevos Pactos de La Moncloa que impulsa, optó por atacarle con dureza. 4. Cómo se contagió Nueva York: el virus se propagó durante semanas sin que se tomaran medidas. La consulta en la que trabaja Victoria Moreno en Nueva York era a comienzos de marzo una reproducción en miniatura de lo que ocurrió en Wuhan. A finales de enero, la ciudad china en la que surgió la pandemia de coronavirus empezó a detectar un aumento disparado de pacientes con problemas respiratorios. «A mi consulta venía gente con síntomas de gripe, a pesar de que la temporada de gripe ya estaba en descenso», relata a ABC esta doctora argentina, que trabaja en una red de clínicas de urgencias. «Les hacíamos la prueba de la gripe y salía negativo. Los mandábamos a casa». 5. El paro en EE.UU. sube en 17 millones de personas en apenas cuatro semanas. El insólito cierre forzoso de la economía impuesto por el Gobierno de Estados Unidos para atajar la pandemia de coronavirus ha disparado el desempleo hasta cotas no alcanzadas desde la Gran Depresión de hace casi un siglo. En la semana del 22 al 28 de marzo, la última de la que hay datos, 6,6 millones de estadounidenses solicitaron subsidio por desempleo. El acumulado de un mes suma ya 17 millones de parados, según los datos oficiales de empleo. 6. Una dimisión en bloque deja en el abismo a Bartomeu. Rozando la medianoche estalló el torpedo en la línea de flotación de Bartomeu con el anuncio por parte de seis directivos de abandonar en bloque el barco azulgrana, escenificando de esta manera la grave crisis interna que azota a la entidad. A los señalados por el presidente (Emili Rousaud, Enrique Tombas, Silvio Elías y Josep Pont) se le sumaron otros dos (Maria Teixidor y Jordi Calsamiglia) que también mantenían fuertes discrepancias con la forma de gestionar el club. Si Bartomeu perseguía barrer el camino del último año antes de su marcha con la dimisión de dos de sus vicepresidentes, se ha encontrado con una respuesta mucho más contundente, grandilocuente y que le deja contra las cuerdas por el desgaste de imagen que le supone.
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