Nunca es fácil enfrentarse al poder, pero es mucho más llevadero cuando te asiste la razón, cuando enarbolas una bandera en la que crees -la prensa libre- y cuando te acompaña un ejército de profesionales independientes dispuestos a dar la batalla a título particular. La profesión de periodista, tan vilipendiada a veces, ha dado esta vez una muestra de independencia y de compromiso democrático al exigir al Gobierno el fin de la censura previa a las preguntas formuladas por los periodistas en las ruedas de prensa ofrecidas en el Palacio de La Moncloa. Desde el pasado martes, más de 525 periodistas han suscrito el manifiesto «La Libertad de preguntar», un alegato en defensa del derecho a la información que desde su misma publicación arrastró un torrente de adhesiones de periodistas de todo tipo y condición. Ha sido emocionante ver sumarse desde grandes estrellas de la radio, de la tele o de los periódicos hasta jóvenes recién graduados que no querían ver los toros desde la barrera. El clamor profesional suscitado por el manifiesto ha sido tal, que la Secretaría de Estado de Comunicación se ha visto obligada a aceptar la propuesta presentada por las asociaciones de la prensa para impedir que sea el propio secretario de Estado quien filtre las preguntas que se formulan al presidente del Gobierno, a los ministros y a los técnicos. Nunca es tarde si la dicha es buena, por lo que es pertinente aplaudir la rectificación de Miguel Ángel Oliver, el secretario de Estado. Ahora sólo falta la puesta en marcha de un sistema efectivo de preguntas en directo por videoconferencia. Estaremos atentos. Los abajofirmantes de «La libertad de preguntar» son periodistas dispuestos a lanzar en su nombre y a título particular un pulso al Gobierno para mejorar la calidad democrática. La defensa de la libertad es una obligación diaria, también en los tiempos del coronavirus, y el manifiesto es la prueba de que en esta España nuestra tan polarizada existen espacios para la neutralidad y para el entendimiento. Enhorabuena a todos ellos: por valientes, neutrales y libres. Y ahora, a preguntar.
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