Hace mucho que la de Zaldívar dejó de ser una batalla contra el tiempo. El fervor de las primeras horas de búsqueda de Joaquín Beltrán y Alberto Sololuze tras el derrumbamiento del vertedero se enfrió a medida que fueron apareciendo obstáculos e imprevistos, algunos de ellos naturales, otros motivados por la gestión de las administraciones y de la propia empresa. De cada mínima acción, polémica o disputa política que ha tenido lugar desde ese trágico 6 de febrero han sido testigos directos los familiares de las víctimas, que si bien no pierden la esperanza de hallar los cuerpos, asumen esta situación como una losa cada día más pesada. Porque hoy se cumplen dos meses del desastre que sepultó a los operarios que trabajaban en el vertedero de Zaldívar, gestionado por Verter Recycling, que como se supo posteriormente trabajaba con materiales peligrosos como el amianto. Para tormento de sus allegados, el paradero de ambos continúa siendo desconocido. El entorno de Joaquín explica a ABC que la expectación inicial dio paso a la «indignación» por la forma en la que se iban desarrollando los acontecimientos. Sesenta días después, la sensación es muy diferente: «La familia está derrotada», sentencian estas fuentes. Parte del malestar de la gente cercana a las víctimas proviene del «abandono» institucional que ha padecido desde que estalló la crisis. Un sentimiento que emergió de nuevo hace una semana, cuando el Gobierno de Pedro Sánchez anunció su intención de paralizar toda actividad que resultara «no esencial» para contener el coronavirus. El Ejecutivo central matizó posteriormente su real decreto, pero dejó en el aire durante varias horas el operativo de búsqueda en Zaldívar. «El tema del Covid-19 lo ha tapado todo, han sido días muy complicados», reconocen los más próximos a los afectados. Fue el consejero vasco de Medio Ambiente, el socialista Iñaki Arriola, quien confirmó que el gabinete de Sánchez había accedido a su petición de mantener los trabajos de búsqueda. El Ministerio de Sanidad le comunicó por carta que esta labor quedaba «exceptuada» del real decreto en base al artículo séptimo del anexo, que se refiere entre otros aspectos a la «protección civil». La noticia fue lógicamente celebrada por las familias, si bien su entorno confiesa cierto malestar por el hecho de que el Ejecutivo vasco se haya querido «poner una medalla» después de haberlas tenido en el «olvido» durante tanto tiempo. Falta de «voluntad» De hecho, desde que se produjera el fatídico desprendimiento del vertedero han trascendido diversos desencuentros entre las familias y la administración autonómica, a la que llegaron a acusar de actuar con «cobardía» por intentar «echarle la culpa al muerto» y negar su responsabilidad en la crisis. Especialmente críticos se mostraron los allegados de Beltrán cuando tuvieron constancia de que el Ejecutivo de Iñigo Urkullu había filtrado a los medios una cita que tenían previsto mantener en secreto hace dos semanas. «Por si no hubiera sido suficiente», denunciaron en un comunicado, tuvieron que escuchar de dirigentes del Gobierno que tuvieran «mucho cuidado» con lo que decían a la prensa. «No es una cuestión de falta de medios, sino de coordinación y voluntad», consideran en declaraciones a este periódico personas cercanas a las víctimas. En este sentido, inciden en que «el gran culpable» de lo sucedido «es la empresa, Verter Recycling», pues tanto Alberto como Joaquín, aunque este último era trabajador por cuenta ajena, «funcionaban al dictado de lo que decía la dirección del vertedero». No obstante, añaden que ha habido carencias en la gestión de la crisis a nivel institucional y político: «Al final todos los partidos tienen su implicación y todos se están echando la culpa», sentencian. Lo cierto es que, una vez solventadas las dudas del decreto, ha vuelto a recuperarse parte de la actividad en los terrenos de Zaldívar. «No están los turnos que había inicialmente pero entendemos que esto es lo adecuado, no se puede pedir más de lo que se está haciendo ahora», asumen las fuentes consultadas, que lamentan sin embargo que «esto se podría haber hecho desde el principio». Según informó el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno vasco, ya ha comenzado el llenado de la celda que almacenará los residuos extraídos de las zonas de búsqueda, lo cual facilitará el operativo de búsqueda de los cuerpos. «Lo importante es que sigan bien, que no aflojen», sostienen los afectados. La intensificación de la búsqueda, de hecho, permitió ayer a los operarios encontrar los restos de un vehículo, al parecer el de Sololuze. Según un portavoz del Departamento de Seguridad, no es seguro que los cuerpos se encuentren cerca del vehículo. Homenaje A pesar del paso del tiempo y del lógico protagonismo que ha adquirido el coronavirus, los habitantes de Zalla y Markina, los municipios en los que residían respectivamente Joaquín y Alberto, no olvidan a sus vecinos desaparecidos. Tampoco el resto de la ciudadanía vasca, que la tarde de hoy rendirá un homenaje a ambos desde los balcones. «Ya no sabemos cómo decirlo, que ya es suficiente, que tienen que encontrar a los trabajadores», advierten desde Zaldibar Argitu, promotora de la iniciativa, que ha pedido a los vecinos que hagan «un gran estruendo» para que el caso no caiga en el olvido.
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