
No hay cena de Nochebuena que se precie sin música de fondo. Desde los clásicos de Händel o Bach, hasta las canciones de Navidad de grandes tenores o los tradicionales villancicos, todas las opciones son buenas si se ponen a un volumen discreto. El olor, la luz y la decoración servirán de telón de fondo de una mesa familiar en la que debe presidir el buen humor.
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