martes, 6 de septiembre de 2022

Laporta y el dinero que no es suyo

Torrella Ingeniería ha sido la empresa elegida por Joan Laporta para asumir las obras del Camp Nou, que empezarán en noviembre con el derribo de la tercera gradería del Gol Sud, aprovechando el parón liguero por el Mundial de Qatar. Torrella está especializada en la construcción de naves industriales y no tiene ninguna experiencia en obra pública ni infraestructuras deportivas. Ha sido monumental el escándalo creado en el sector de la construcción catalana porque un proyecto de más 1.000 millones de euros se haya puesto en manos de una empresa sin ninguna experiencia en el tema. Ya era un grave error ubicar los palcos VIP al final de la segunda gradería, así como demoler la tercera y elevarla 12 metros, convirtiéndola a la práctica en un gallinero y encareciendo la obra en 300 millones de euros (sin contar los onerosos efectos de la guerra de Ucrania) y dejándola con una visibilidad peor de la que ya tiene. Pero es una temeridad francamente sospechosa adjudicar la dirección de obra a una empresa especializada en naves logísticas, cuyo negocio se desarrolla a través de Torrella Consulting, que factura la extraordinaria cantidad de 1,7 millones de euros y tiene la friolera de 10 empleados. La sede de Torrella Consulting En un insólito comunicado, vía Twitter, que refleja el estupor por tal despropósito, el Colegio de Arquitectos de Cataluña ha manifestado que «el Camp Nou es un equipamiento clave para la ciudad de Barcelona» y solicita «una reunión con la dirección del Fútbol Club Barcelona para garantizar la calidad de la arquitectura, del proyecto y de la obra». Por lo que refiere al siempre delicado aspecto económico, y más en un club que lo debe todo, se hace difícil imaginar que en estas condiciones tan poco profesionales, y tan poco creíbles, Goldman Sachs arriesgue su dinero y mucho menos con una financiación a 30 años, como Laporta pretende. Noticias Relacionadas opinion Si Fútbol El elefante y el embarcadero Salvador Sostres opinion Si FÚTBOL No es una palanca, es una ganzúa Salvador Sostres El presidente del Barcelona está cumpliendo a rajatabla su anunciado afán por llevar el club «como una empresa familiar». El contrato de Lewandowski lo firmó con su íntimo amigo y antiguo socio Pinhas Zawai , que se llevó 10 millones de comisión y a cuya fiesta de cumpleaños acudió el domingo en Tel Aviv; el de Raphinha lo suscribió con el exjugador Deco , gran amigo también, y que comisionó por la contratación pese a trabajar para el club; y en nombre de Marcos Alonso negoció con el Barça Raúl Verdú , exjugador de las categorías inferiores del Espanyol y socio del hijo Guillem de Joan Laporta en la agencia de representación de futbolistas Top Level Football 77 , constituida por ambos el pasado 18 de julio y con domicilio en el número 1 de calle Extremadura de Sant Joan Despí. En la misma línea, la elección de Torroella Ingeniería la ha decidido con Joan Sentelles , otro amigo que ya trabajó en el Barça durante su primera presidencia y que posteriormente fue uno de los ejecutivos que condujo al Reus a la quiebra. Crecido por el optimismo que está generando su segundo proyecto deportivo, Laporta se siente cada vez más suelto e impune para manejarlo todo con los suyos y a su manera, sin tener en cuenta que el club no es de su familia ni de sus amigos, y que la Justicia es implacable con que administran sin escrupuloso rigor el dinero que no es suyo.

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