
Tras siete meses de gélidas relaciones, plagadas de desaires y deterioradas por el peso de unos abrumadores aranceles, por fin se ha abierto un canal de comunicación entre Pedro Sánchez y Joe Biden gracias a la cooperación española en la evacuación de Afganistán, tras la apresurada y calamitosa retirada de Estados Unidos. Con algún equívoco de última hora, finalmente el nuevo inquilino de la Casa Blanca ha reconocido el papel esencial de España en la relación trasatlántica y ha agradecido que Sánchez haya autorizado el uso de las bases militares de uso compartido de Rota y Morón para alojar temporalmente a un centenar de colaboradores afganos y sus familias, que han sido evacuados de Kabul tras el regreso al poder de los talibán. La escenificación de lo obvio, que España es un socio crucial para EE.UU., se produjo con cierto enredo, pues la diplomacia norteamericana primero dejó a Sánchez fuera de una larga lista de 26 gobiernos a los que les agradecía su inestimable ayuda en esta acelerada retirada y después, cuando notificó que Biden había hablado por teléfono con Sánchez, mandó por error un email en el que le confundía con el emir de Catar. En dos minutos, la Casa Blanca corrigió esa equivocación con otro correo en el que aclaraba que Sánchez no es el emir de Catar, sino el presidente del Gobierno español, a quien le agradecía su compromiso con la evacuación masiva de civiles amenazados en Afganistán. Aunque en un mensaje previo en la red social Twitter Sánchez dijo que él y Biden trataron «varios temas» y la presidencia española filtró que la conversación duró media hora, la Casa Blanca dijo que se trató solo el tema afgano, en concreto el intento de «evacuar de forma segura a los ciudadanos [estadounidenses y españoles], a los afganos que apoyaron valientemente el trabajo de la misión de la UE y otros ciudadanos afganos vulnerables». Elogios a España El presidente estadounidense «elogió el liderazgo de España en la búsqueda de apoyo internacional para las mujeres y niñas afganas. También agradeció al presidente Sánchez la ayuda de España para albergar temporalmente en las bases militares de Rota y Morón a los afganos en riesgo que se dirigen a EE.UU», según el comunicado. Justo el viernes, el diario ‘The Washington Post’, referente indiscutible en la capital estadounidense, ilustraba su portada con una foto de la evacuación de afganos por parte de las fuerzas armadas españolas, que combatieron con EE.UU. en Afganistán hasta su regreso el pasado mes de mayo. La conversación de los dos dirigentes fue el pináculo de una serie de contactos que vuelven a colocar la relación trasatlántica en un lugar normal, tras los cuatro años de tensión por las reservas de Donald Trump hacia el ejecutivo de coalición PSOE-Podemos comandado por Sánchez. Las relaciones con Josep Borrell cuando era ministro de Exteriores, antes de ascender a la UE, fueron malas. Con Arancha González Laya no mejoraron. Ahora José Manuel Albares parece haber inaugurado una nueva etapa. Ya el jueves, el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, trató con él «la coordinación continua con aliados y socios en Afganistán». «Hablaron de los esfuerzos de evacuación en curso y las formas de promover la seguridad de todos los afganos y ciudadanos internacionales», dijo la diplomacia norteamericana en un comunicado. El sábado, el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, dialogó con su homólogo español, Fernando Grande-Marlaska, sobre «los esfuerzos para facilitar la reubicación y evacuación de ciudadanos estadounidenses y residentes legales permanentes de EE.UU. [y de España] y afganos vulnerables, incluidos aquellos que trabajaron para y en nombre de EE.UU. en Afganistán», según otro comunicado. En junio, Mayorkas, que es de ascendencia cubana, visitó España para pactar la cooperación en materia de seguridad, incluida la defensa común frente a ciberataques. Otro punto que España tiene a su favor es que Biden ha nombrado embajadora en Madrid a una persona de la máxima confianza de su mujer, la primera dama. Julissa Reynoso, nacida en la República Dominicana, se desempeña hoy como jefa de gabinete de Jill Biden y ha sido presidenta adjunta del Consejo de Política de Género de la Casa Blanca. Como empleada de la presidencia, Reynoso tiene vía de comunicación directa con la Casa Blanca y con su inquilino principal. Aun debe ser confirmada por el Senado, algo para lo que se prevé una larga espera, dado el atasco de otras candidaturas diplomáticas. Muchos son los asuntos pendientes en la relación bilateral, como el reconocimiento dictado por Trump de la soberanía marroquí en el Sáhara Occidental, que fue protectorado español. El drama de los aranceles Sin embargo, el problema más acuciante es el de los aranceles. Siete meses después de ocupar la presidencia, Biden no sólo mantiene muchos de los que impuso Trump, sino que además los ha ampliado, golpeando hace apenas un mes al importante sector de las renovables. El 13 de agosto, Washington confirmó unos aranceles del 73% a las eólicas españolas, a las que acusó de inundar durante un año, entre el 1 de julio 2019 y el 30 de junio de 2020, el mercado estadounidense con torres eólicas por debajo de un precio bajo coste. También está perjudicando mucho a la industria española que Biden mantenga los aranceles al acero y aluminio de Europa. Según un reciente informe comercial norteamericano, entre 2020 y 2021 ha descendido dramáticamente, más de la mitad, la importación a EE.UU. de productos españoles del acero, en especial los de acero sin alear. Biden no había tenido una conversación de enjundia con Sánchez desde que llegó al poder en enero. La única reunión bilateral que tuvieron, en junio en Bruselas, fue un paseo de segundos de duración en un pasillo durante un descanso en una cumbre de la OTAN. En 2019, Trump no saludó a Sánchez y le mandó a sentar durante una cumbre del G-20 en Osaka.
De España https://ift.tt/3gqELFM
0 comentarios:
Publicar un comentario