domingo, 29 de agosto de 2021

Un sainete sobre el asfalto que obliga a la reflexión

Max Verstappen ganó ayer una carrera que fue más corta que el himno que sonó en el podio. La intensa lluvia que cayó sobre Spa-Francorchamps deslució un Gran Premio que debería servir para revisar la actual normativa de la competición. Partiendo desde la premisa que la seguridad no es negociable, la pantomima vivida en Bélgica abre un debate sobre lo que representa la Fórmula 1 moderna, que pierde épica en las comparaciones con los triunfos de Schumacher (Ferrari) en Barcelona 1996 o de Ayrton Senna (Lotus) en Estoril 1985, circuitos con más agua en su pista que Spa y que se celebraron de principio a fin. La dicotomía entre el excesivo celo por la seguridad y la necesidad de ofrecer espectáculo bajo cualquier condición meteorológica está servida. Tres horas y 17 minutos después de la hora prevista se inició un Gran Premio que duró dos vueltas tras el coche de seguridad, lo que permitió configurar una clasificación final en la que los diez primeros (no pudo haber adelantamientos) recibieron la mitad de puntos habituales. Todos los monoplazas llegaron como habían salido, como había determinado la clasificación del sábado, en una simulación de carrera más propia de un desfile que de una prueba de velocidad. El triunfo de Verstappen le deja a tres puntos de Hamilton, tercero, que lidera el Mundial. Ninguno de los dos estaba contento con la caricatura vivida en uno de los circuitos más míticos del Gran Circo. «Fue muy importante conseguir la pole, pero es una gran pena no hacer vueltas de verdad, aunque las condiciones no eran buenas. Lo siento mucho por los aficionados, que han aguantado hasta ahora», lamentaba Verstappen desde el box de Red Bull. Tampoco estaba satisfecho Hamilton, que se mostró muy crítico con la reglamentación: «Lo siento mucho por los aficionados, han sido increíbles y se han quedado hasta ahora esperando. La pista no estaba en condiciones cuando hemos empezado y hemos hecho las vueltas tras el Safety Car para cumplir el requisito. No podías ver ni cinco metros delante de ti, no podías ver la luz parpadeante de delante, es una pena porque quería correr. Espero que le devuelvan el dinero a los aficionados». También George Russell, segundo en el cajón, se mostró avergonzado. «Lo siento mucho por los aficionados, quiero pedirles perdón», soltó el piloto de Williams, recompensado por la excelente clasificación del pasado sábado. Carlos Sainz entró en los puntos con su décima posición, lo que no le alegró: « Repartir puntos por una carrera que no ha habido me parece mal », criticó. Inmediatamente detrás se clasificó el Alpine de Fernando Alonso.

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