jueves, 2 de abril de 2020

La Moncloa rechaza alternativas y sigue filtrando preguntas

El Gobierno sigue resistiéndose a abandonar un modelo que otorga a la Secretaría de Estado de Comunicación y a su máximo responsable, Miguel Ángel Oliver, la potestad de filtrar y seleccionar las preguntas que previamente los periodistas envían a un chat habilitado en la aplicación WhatsApp. Tras el éxito y la transversalidad conseguida por el manifiesto «La Libertad de preguntar», que en el día de ayer ya suscribían 525 periodistas, obligó inicialmente a la Secretaría de Estado de Comunicación a abrirse a un modelo alternativo. Eso sí, siendo muy sencilla la demanda, básicamente que no se filtren preguntas por parte de un alto cargo del Gobierno, Oliver ha decidido no proceder a articular él mismo una solución, sino que trasladó la responsabilidad a las asociaciones y profesionales para que arbitrasen un sistema de turnos. Incluso que sean ellos quienes «decidan los medios que deben participar». Y se comprometía en un mensaje enviado el miércoles a implementar ya el jueves un modelo alternativo. No fue así. A finales del pasado año la Secretaría de Estado de Comunicación cerró un canal de WhatsApp con cientos de periodistas por el que se procedía a la comunicación ordinaria. Y en dos direcciones. Lo sustituyó por una lista de Telegram en la que la interacción es imposible y solo el Gobierno puede emitir mensajes. Delega la solución La Secretaría de Estado de Comunicación es responsable de crear un chat con más de 270 periodistas para arbitrar estas preguntas. Un número que va mucho más allá de aquellos que cubren la información habitual del Gobierno. Al trasladar la responsabilidad de que sean los medios quienes pacten un modelo el Gobierno elude su responsabilidad y se ampara en la falta de consenso ante esa pluralidad de opiniones para no ejecutar cambios. Oliver se ampara en la necesidad de permitir preguntar a todos los miembros de ese chat. Algo que en ningún momento se está cuestionando. En cualquier caso, Oliver se aferra a una pluralidad que no es la que él defendió en el inicio de esta crisis. Cuando en un mensaje a la prensa el 14 de marzo, el día que se anunció el estado de alarma, en el que aseguraba que en ese chat estarían «los periodistas que habitualmente vienen a La Moncloa a seguir las comparecencias del Gobierno». Además se incluirían varios corresponsales internacionales. En total eran algo más de 60 medios. Un criterio distinto al que se siguió después. En cualquier caso, ayer en las ruedas de prensa se continuó con el sistema de filtrado. Oliver se escuda en que no existe una propuesta consensusada. Lo cierto es que tiene encima de su mesa dos. Una planteada por la APM y la FAPE y otra trasladada directamente por el grupo de periodistas que habitualmente cubren la información de La Moncloa. Ambas, como reconoció Oliver ayer en una respuesta a algunos periodistas, son «con matices» la misma. Pero la Secretaría de Estado asegura que no está más consensuada «más allá del grupo de los habituales». Que es precisamente el mismo corte que Oliver estableció hace tres semanas. La argumentación de la SEC es que muchos medios pequeños están negándose a un cambio de modelo porque temen quedar excluidos del nuevo formato. Esa no es en ningún caso la pretensión de las nuevas propuestas. Aunque la SEC ha fomentado ahora, lo que no hacía antes, ese chat de más de 270 personas en el que él único consenso es que el Gobierno no filtre las preguntas. Pero el Gobierno pide que la solución se la den hecha. Decisiones cambiantes. Ya que en esta misma crisis la SEC promovió un videobriefing con la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, para tan solo 25 personas. Existe el consenso periodístico de que debe ser la SEC, que es quien ha impuesto el modelo actual, que sea el propio Gobierno quien debe articular un nuevo modelo con dos premisas básicas: preguntas sin filtros y participación de todos los medios posibles. Y en ningún caso parapetarse en que sean los medios quienes decidan. La Asociación de la Prensa de Madrid (APM) y la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) han trasladado una propuesta en la que se mantiene el modelo actual para garantizar llegar a cualquier medio pero añadiendo videoconferencias con un grupo de periodistas acreditados de forma permanente en La Moncloa. Oliver ya tiene en su mesa el modelo que pedía. Pero la ha rechazado.

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