El expresidente del Gobierno Felipe González defendió ayer que unos nuevos «Pactos de La Moncloa» son la «mejor manera» de superar la crisis del coronavirus, sobre todo, advirtió, por la «inexperiencia» del Gobierno de coalición y la «crisis política que arrastramos desde hace cinco años». Precisamente por esas dos razones señaló que es «necesario» que Ejecutivo, oposición y agentes sociales se pongan de acuerdo cuanto antes para aprobar en conjunto medidas económicas y sociales frente a la situación. González lamentó los titubeos y la gestión unilateral de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, mensajes contrapuestos con los elogios a la «humildad» del alcalde de Madrid, el popular José Luis Martínez-Almeida. «Me ha sorprendido gratamente por su actitud y capacidad de estar al frente», expresó. El expresidente valoró de Almeida haberse apoyado en sus predecesores, sabedor de que el regidor madrileño se reunió por videoconferencia con Juan Barranco, José María Álvarez del Manzano, Alberto Ruiz-Gallardón, Ana Botella y Manuela Carmena. Sin embargo, criticó que desde que empezó la crisis sanitaria nadie de La Moncloa se puso en contacto con él para recabar su experiencia. En un ejercicio de prudencia frente a los que están liderando la crisis, aseguró que él tampoco lo pidió. Aunque sugirió que echa en falta el consenso. El presidente, los ministros de PSOE y Unidas Podemos (UP), amparados en el estado de alarma, llevan casi un mes enfrascados en el control de la emergencia, sin contar con las regiones ni con otros partidos, y sin enfrentarse a una sesión de control en el Congreso. En consecuencia, el mismo tiempo lleva la oposición sin poder preguntar al Gobierno sobre los fallos que les reprochan en la gestión de la crisis del coronavirus. Esta falta de comparecencia para rendir cuentas le sirve a sus rivales políticos, como Partido Popular y Vox, para denunciar «falta de autocrítica». Avivados porque la mayoría de las respuestas del Gobierno han sido huidizas cuando se les ha preguntado qué errores creen haber cometido o de qué se arrepienten. Por ejemplo, en lo relativo a permitir actos masivos como las marchas feministas del 8-M u otros eventos. Está el caso del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que señaló en una entrevista al diario «Hoy» que «el Gobierno no tiene ningún motivo para arrepentirse de nada»; el de la ministra de Defensa, Margarita Robles, que sí admitió que cometieron «fallos» o el del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, que también aceptó «errores» porque son «humanos» y porque «ningún Gobierno estaba preparado para afrontar algo que nos ha superado a todos». Sin embargo, por el momento, ningún miembro del Gobierno o de los partidos que lo forman ha señalado a qué «errores» se refiere a pesar de asumir que sí los hubo. El PSOE elaboró y difundió internamente un documento titulado «Defensa ante los principales ataques a la gestión sanitaria» para que dirigentes puedan blandirlo ante las críticas. Siete páginas con doce puntos de argumentario donde no se reconoce ningún error, se defiende las que están siendo o han sido brechas en la acción del Gobierno y se subraya que no se actuó tarde. De hecho, señala que España intervino más rápido que otros países. Pero elude abundar en el descontrol en la compra de material sanitario y admite que no se intervino hasta la segunda semana de marzo. Desde UP, creen que hay que ser «humildes», pero que no es el momento de autocrítica -«claro que este Gobierno ha cometido errores», dijo Iglesias- sino de trabajar para «salvar vidas».
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