miércoles, 8 de abril de 2020

El coronavirus podría empujar a la pobreza a 500 millones de personas

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Otros 500 millones de personas más sumidas en la pobreza como resultado del impacto económico del coronavirus. Esa es la estimación a la que han llegado investigadores del Kings College de Londres y la Universidad Nacional de Australia a petición de Oxfam, que llama a adoptar medidas urgentes para ayudar a los países en desarrollo con el fin de que dicha cifra no se convierta en una realidad.

Según advierte la ONG en su informe Elijamos dignidad, no indigencia, el análisis realizado por los expertos apunta a que el parón económico que han conllevado las medidas adoptadas por buena parte de los gobiernos para frenar drácticamente la propagación del covonavirus podría sumir en la pobreza a entre el 6% y el 8% de la población mundial.

Este dato, subraya Oxfam, podría suponer un retroceso de una década en la lucha contra la pobreza, y de hasta 30 años en algunas regiones, como África y Oriente Próximo. Además, de cumplirse, supondría que tras la pandemia más de la mitad de la población mundial podría vivir en condiciones de pobreza. Según el Banco Mundial, 3.400 millones de personas vivían con menos de 5,5 dólares al día en 2018, último año para el que hay datos.

Como advierte el director ejecutivo de Oxfam, José María Vera, aunque "la pandemia está teniendo consecuencias económicas devastadoras en todo el mundo", pero en los países más pobres, "donde las personas ya se enfrentaban a grandes dificultades para salir adelante, apenas hay redes de seguridad para evitar que caigan en la pobreza".

Según subraya Oxfam en su informe, al inicio de la crisis la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estimó una destrucción de 25 millones de empleos en todo el mundo, más que durante la crisis económica de 2008, pero las estimaciones actuales de los expertos apuntan a que solo en Estados Unidos podrían perderse 37 millones de puestos de trabajo.

Por su parte, el Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD) calcula que en África podrían destruirse casi la mitad de los empleos, mientras que las previsiones indican que, a nivel global, los trabajadores podrían sufrir una pérdida de ingresos de hasta 3,4 billones de dólares.

El impacto económico que la lucha contra la pandemia tiene es desigual, golpeando más a los trabajadores más pobres, los cuales tienen menos probabilidades de tener un empleo formal, disfrutar de prestaciones y beneficios laborales como la baja por enfermedad o poder trabajar desde casa, subraya Oxfam.

Así, por ejemplo, solo una de cada cuatro personas desempleadas en el mundo tiene acceso a prestaciones por desempleo mientras que 2.000 de personas trabajan en el sector informal, sin acceso a bajas por enfermedad, sobre todo en los países en desarrollo, donde el 90% de los empleos son informales, frente al 18% en los países ricos.

Oxfam incide también en el impacto que el coronavirus tiene en las mujeres, quienes están en la primera línea de la respuesta, al constituir el 70% de la fuerza laboral en el sector sanitario en el mundo, e igualmente tienen más probabilidades de verse perjudicadas económicamente, puesto que son ellas las que se ocupan del 75% del trabajo de cuidados no remunerado, principalmente hijos, enfermos y mayores.

Asimismo, las mujeres tienen más probabilidades de tener empleos precarios y mal remunerados, que además son los más amenazados por la crisis actual. Por ejemplo, más de un millón de personas que trabajan en el sector textil en Bangladesh -de los que el 80% son mujeres- han sido despedidas o se les ha pedido que se queden en casa sin recibir ninguna remuneración.

Por todo ello, y de cara a las reuniones de la próxima semana del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) por un lado y los ministros de Finanzas del G-20 por otro, Oxfam reclama un "plan de rescate económico universal para mantener a flote a países y colectivos pobres".

Dicho plan, sostiene la ONG, permitiría a los países pobres proporcionar subvenciones en efectivo a todas las personas que hayan perdido su fuente de ingresos como resultado de la pandemia, así como rescatar a los pequeños negocios, que son más vulnerables.

Para poder financiarlo, Oxfam plantea en primer lugar la cancelación inmediata en 2020 del pago de la deuda externa de los países en desarrollo por valor de un billón de dólares. A esto se sumaría la movilización de al menos otro billón de dólares en nuevos activos de reserva internacional, denominados derechos especiales de giro, para aumentar drásticamente los fondos disponibles para los países.

"Los ministros de Finanzas del G-20, el FMI y el Banco Mundial deben acordar la inmediata inyección de dinero en los países en desarrollo para ayudarlos a rescatar a los colectivos en situación de pobreza y vulnerabilidad" y "proceder a cancelar inmediatamente el pago de la deuda en 2020 y alentar a otros acreedores a que hagan lo mismo, y emitir al menos un billón de dólares en derechos especiales de giro", reivindica Vera.

Para movilizar los 2,5 billones de dólares que Naciones Unidas estima necesarios para ayudar a los países en desarrollo a hacer frente a la pandemia, también sería necesario aumentar la dotación de la ayuda internacional con 500.000 millones de dólares adicionales, sostiene la ONG.

Esta cifra incluye los 160.000 millones que Oxfam considera necesarios para reforzar los sistemas de salud pública de los países pobres, y los 2.000 millones para el fondo humanitario de Naciones Unidas. Además, podrían movilizarse recursos adicionales a través de la aplicación de medidas fiscales solidarias de emergencia como la aplicación de impuestos sobre beneficios extraordinarios o sobre las fortunas de las personas más ricas del mundo.

"Los gobiernos deben aprender las lecciones de la crisis financiera global de 2008, cuando se rescató a los bancos y las grandes empresas a costa del resto de la ciudadanía, que tuvo que asumir la destrucción de puestos de trabajo, la congelación de los salarios y enormes recortes a servicios básicos como la atención médica", advierte Vera.

Así las cosas, el director ejecutivo de Oxfam defiende que "los paquetes de estímulo económico deben apoyar a las trabajadoras y trabajadores y a las pequeñas empresas, y los rescates a las grandes empresas deberán estar sujetos a que tomen medidas para contribuir a unas economías más justas y sostenibles", añade José María Vera.

Al Gobierno español, Oxfam Intermón le pide que sea solidario con los países en desarrollo y le recuerda que el propio presidente, Pedro Sánchez, ha insistido en la necesidad de que nadie quede atrás. La ONG pide al Ejecutivo que en su acción exterior incremente la ayuda al desarrollo y contribuya al llamamiento de la ONU con fondos adicionales, además de condonar la deuda de los países en desarrollo y promover una respuesta solidaria a nivel mundial.



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