El veterano matador de toros Curro Romero se recupera en su domicilio de un tumor maligno en la laringe que a punto ha estado de costarle la voz, un cáncer que, según la esposa del Faraón de Camas, Carmen Tello, «ha desaparecido completamente». No era un secreto pero tampoco habían trascendido demasiados detalles. Desde hacía meses se sabía que Curro Romero andaba peleando con alguna dolencia en esa garganta castigada a golpe de Malboro y cargada de más de ocho décadas de vida. Pero su última aparición pública, eso sí, sin poder pronunciar una sola palabra, había constituido un baño de tranquilidad. Curro recogió a finales del pasado mes de febrero el nombramiento de «Hijo Predilecto» de Andalucía en el teatro de la Maestranza de Sevilla. Ya ha pasado más de un mes de aquello y entonces todavía no se sabía que lo peor ya había pasado. «El presidente de la Junta nos había llamado el viernes anterior», relata Carmen Tello que acompaña a su marido en su domicilio, saliendo lo justo y sin recibir visitas. «En ese momento ni siquiera sabía si iba a poder recoger el nombramiento; había terminado la radioterapia el lunes anterior y lo ha pasado muy mal con los efectos secundarios de esas sesiones, más que con el tumor en sí», precisa. El proceso ha sido doloroso pero, afortunadamente, ha podido rematarse con éxito. Pero la dolencia tenía antecedentes: «En diciembre ya le habían quitado un tumor malo que le había salido en la cuerda vocal derecha» relata Carmen Tello. «Después de Reyes fuimos a pasar la revisión de ese nódulo maligno, iba todo perfecto, pero el doctor Esteban encontró algo nuevo», añade la esposa del Faraón de Camas. Era un cáncer de laringe, aún incipiente y superficial. Romero fue ingresado en el Viamed Santa Ángela de la Cruz de Sevilla y sometido a una biopsia que arrojó el resultado más temido: «Un tumor maligno pero no había traspasado aún ni se había expandido. La operación era muy agresiva y podía suponer la pérdida de voz así que se decidió hacer este tratamiento», precisa su mujer. Los médicos habían advertido a Curro Romero que el tiempo era oro y que había que ponerse manos a la obra lo antes posible. «Empezó en enero y le han dado 38 sesiones de radioterapia», añade su esposa, que remarca que «lo ha pasado mal; los efectos secundarios le han agotado», tanto que hasta llegó a tener que interrumpir las sesiones. Así se llegó hasta ese lunes de febrero en el que recibió la llamada del presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno. «Le tuve que transmitir que él pensaba que podía asistir pero todo dependería de como se encontrara en el momento. El tumor ya había desaparecido y avisamos ´de que estaba mucho mejor. Apareció en el teatro pero no pudo hablar ni siquiera quedarse a la copa», recuerda Tello. Lo peor había pasado y el veterano diestro ya encaraba su definitiva recuperación. «El día 11 (de marzo) estuvimos en el médico y está recuperado por completo. Ha empezado a recuperar la voz y ahora se encuentra confinado en casa, con un poco de miedo por lo que está pasando», señala su esposa sin separarse de su lado. «La edad es un factor de riesgo pero se encuentra muy bien; es súper fuerte y aunque ha perdido algunos quilos le viene muy bien para sus pies. El tumor en la garganta ha desaparecido. Lo cogimos a tiempo...», concluye Tello.
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