miércoles, 1 de abril de 2020

Cuando Di Stéfano fue jugador del Deportivo

Alfredo Di Stéfano militó en las filas del Deportivo. Bien lo recuerda Arsenio, con quien combinó buenas jugadas en Riazor. Sucedió el 29 de enero de 1955, en el homenaje a Julián Cuenca, que colgaba las botas. El rival fue el Vasco de Gama, que contaba con ocho jugadores internacionales, cinco de ellos señalados por perder la final de 1950 frente a Uruguay en el inolvidable «Maracanazo». La «Saeta Rubia» llevaba dos años en el conjunto blanco. En el primero devolvió la Liga al Real Madrid, que llevaba una veintena de años sin conseguirla. Faltaban ocho meses para que se estrenara la competición que se transformaría en la más importante del mundo, la Copa de Europa. Di Stéfano no podía calcular, sí pensar, que sería el delantero más grande de esa nueva copa internacional. Nunca pudo calibrar que ganaría cinco consecutivas y que su club se convertiría en leyenda con los nombres adosados de Di Stéfano, Munoz, Gento, Santamaría y Puskas. En aquellos tiempos era habitual que los grandes futbolistas jugaran con otros equipos los amistosos veraniegos. Luis Suárez y Di Stéfano coincidieron más de una vez en un encuentro en La Coruña. En otra ocasión fue Puskas quien jugó allí. Luis Suárez no pudo compartir con su amigo Di Stéfano este homenaje a Cuenca porque el Barcelona no le dio permiso. Los entonces celtiñas Olmedo y Torres redondearon el equipo. Torres acabaría su carrera años más tarde como delantero deportivista. La alineación histórica, con Di Stéfano en el once, la formaron: Otero; Rodolfo, Zubieta, Tomás; Lechuga, Cuenca; Arsenio, Di Stéfano, Pahíño, Olmedo y Torres. Arsenio y «la Saeta» empezaron bien el partido, con acciones ligadas entre ambos, hasta que el Vasco de Gama impuso su calidad. Allí estaban el guardameta Barbosa más Ely, Maneca, Ademir y Pinga. Riazor se llenó en ese partido histórico, con Di Stéfano vestido con la camiseta del Deportivo. Venció el Vasco por 1-6, en una demostración de clase. El conjunto brasileño visitaba el campo del Deportivo por segunda oportunidad. Había disputado antes la segunda edición del trofeo Teresa Herrera, que perdió por 2-3 ante el Athletic de Zarra. A pesar de aquella derrota, los suramericanos fueron aplaudidos por el público local, entusiasmados con su toque de balón y filigranas. Esa magia la impusieron ante el Deportivo en el homenaje de Cuenca. El 1-6 fue extraño. Pahíño dio el pase a Olmedo para anotar el 1-2 que acercaba distancias. Luego, la técnica brasileña arrolló con goles su dominio del balón. Di Stéfano estuvo en el Real Madrid hasta 1964. Dejó el club blanco después de perder la final de la Copa de Europa. Jugó 510 partidos oficiales y firmó 309 goles. El astro hispanoargentino acudió de nuevo a Riazor dos meses después, el 28 de marzo de 1955, ya como delantero madridista. El encuentro acabó 3-3 y pasó a la leyenda porque Lestón, guardameta suplente de Juan Acuña, le detuvo un lanzamiento de penalti al ariete blanco, autor de uno de los tres tantos visitantes. En aquella visita liguera, Acuña estaba lesionado. Jugó Lestón, que despejó el tiro desde los once metros lanzado por el delantero madridista. Fue en la portería de Maratón, con Riazor también lleno. Zorro, listo, Lestón esperó bajó la portería hasta que Di Stéfano disparó hacia su lado izquierdo, el derecho para el cancerbero, que se estiró rápidamente y rechazó la pelota, que se marchó «a córner». Visitó por última vez Riazor con el Real Madrid en enero de 1963 y también en aquella ocasión marcó un gol. Pero el último encuentro en Riazor lo protagonizó vestido otra vez de blanquiazul, como delantero del Español, en la campaña 1964-65. Rubricó dos dianas. En total, Di Stéfano dejó el fútbol en 1966 con doce goles marcados en Riazor, diez con el Real Madrid y dos con el cuadro españolista. Pero la afición coruñesa recuerda especialmente el día que se vistió de deportivista al lado de Arsenio.

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