El 26 de mayo, Vox dio un paso más en su implantación en el panorama político al conseguir tres escaños en el Parlamento Europeo. Siete meses después, el partido de Santiago Abascal forma ya parte del día a día de la Eurocámara y sus diputados —Jorge Buxadé, Mazaly Aguilar y Hermann Tertsch— están integrados en el grupo parlamentario de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR, por sus siglas en inglés). Sin embargo, esta unión es un puzle difícil de encajar teniendo en cuenta que los miembros del ECR se han posicionado en más de una ocasión a favor del independentismo catalán e incluso en sus filas hay partidos nacionalistas como la Nueva Alianza Flamenca (N-VA), que promueve la separación de Flandes y Bélgica. Tras la llegada a la Eurocámara, Vox anunció en junio que se integraría en el ECR, un grupo que se autodefine como «eurorrealista» y en el que además de la N-VA están otros partidos como Ley y Justicia , cuyo Gobierno en Polonia ha puesto en alerta a las autoridades europeas, o el holandés Foro para la Democracia, de corte ultraderechista. Una alternativa era el grupo Identidad y Democracia, en el que se integran la Liga de Matteo Salvini o la Agrupación Nacional de Marine Le Pen. Otra opción habría sido no adscribirse a ningún grupo. El ECR fue la decisión de Vox, empleando la Declaración de Praga como argumento. Se trata de un documento que firman los partidos que se unen al grupo y que en su primer párrafo habla del «respeto de la soberanía de nuestras naciones». El texto, que difundió en Twitter el propio Tertsch, recoge también diez «principios comunes»: el quinto habla de la «integridad soberana del Estado-nación».<blockquote class="twitter-tweet"><p lang="es" dir="ltr">La declaración de Praga recoge los principios del grupo Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) del que desde hoy Vox es miembro de pleno derecho y único representante de España. Yo he tenido hoy el honor de ser nombrado vicepresidente del grupo ECR como representante de Vox. <a href="https://t.co/mQahVOs89L">pic.twitter.com/mQahVOs89L</a></p>— Hermann Tertsch (@hermanntertsch) <a href="https://twitter.com/hermanntertsch/status/1141343778449580039?ref_src=twsrc%5Etfw">June 19, 2019</a></blockquote> <script async src="https://platform.twitter.com/widgets.js" charset="utf-8"></script> Sin embargo, tras el referendum ilegal del 1 de octubre, el ECR no tuvo ningún problema a la hora de fijar su postura. Solo un día después, y mediante unas declaraciones que siguen publicadas en la web del grupo, el copresidente, el polaco Ryszard Legutko, afirmó que el ECR estaba «preocupado» por que se impidiera a la gente «expresar su voluntad»: «Cuanto más tiempo se impida, peor será el problema, sea cual sea». Además, y a pesar de reconocer que se trataba de una «cuestión constitucional» interna, pedía diálogo a «ambas partes» para «alcanzar una solución pacífica y duradera». Con Bildu y ERC En la jerarquía del ECR, por debajo de Legutko y Raffaele Fitto —el otro copresidente— hay seis vicepresidentes. Uno de ellos es Tertsch, que comparte cargo con Assita Kanko, de la N-VA. Esta eurodiputada se encargó personalmente de recibir en la Eurocámara a Carles Puigdemont y Toni Comín cuando recogieron su acreditación el pasado viernes. Kanko aparece además entre los firmantes de una carta dirigida al Parlamento Europeo, justo antes de conocerse la sentencia del «procés», pidiendo que se respetara la inmunidad de Puigdemont, Comín y Oriol Junqueras. El texto también fue suscrito por Pernando Barrena, de Bildu, e Izaskun Bilbao, del PNV.<blockquote class="twitter-tweet"><p lang="en" dir="ltr">A victory for democracy and freedom. After much obstruction and delay, Finally able to defend the interests and the voice of their voters and Catalan.<br>Welcome in the European Parliament <a href="https://twitter.com/KRLS?ref_src=twsrc%5Etfw">@KRLS</a> <a href="https://twitter.com/toni_comin?ref_src=twsrc%5Etfw">@toni_comin</a> <a href="https://t.co/PyLmribCx9">pic.twitter.com/PyLmribCx9</a></p>— Assita Kanko MEP (@Assita_Kanko) <a href="https://twitter.com/Assita_Kanko/status/1207994532345909248?ref_src=twsrc%5Etfw">December 20, 2019</a></blockquote> <script async src="https://platform.twitter.com/widgets.js" charset="utf-8"></script> Otra misiva, esta vez dirigida a la nueva presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, fue promovida en noviembre por Diana Riba, de ERC. El texto le pedía que mediara y ayudara a «ambas partes a encontrar una solución política en Cataluña» que respetara «la voluntad de la gente mediante los cambios necesarios en el sistema jurídico español». Kanko, así como los otros dos eurodiputados del N-VA, firmaron la carta y Geert Bourgeois, el fundador del partido, invitó a Puigdemont a actos cuando era ministro-presidente de Flandes. Vox ya amenazó, cuando se unieron al ECR, con exhibir fotos del duque de Alba si el N-VA portaba símbolos independentistas, como por ejemplo lazos amarillos. Otro miembro del ECR, el Foro para la Democracia, tampoco ha tenido reparos en mostrar su apoyo a los independentistas catalanes. El presidente del partido, Thierry Baudet, celebró en Twitter la declaración unilateral de independencia proclamada en octubre de 2017. «¡Enhorabuena, Cataluña! Los holandeses hicieron lo mismo en 1568», afirmó. Dos años antes, coincidiendo con las elecciones autonómicas de 2015, su eurodiputado y también vicepresidente del ECR Derk Jan Eppink deseó a Cataluña «un día fructífero en el que se expresen sus deseos políticos y estos sean respetados por Madrid». Salvini y Abascal, en la foto que compartió el líder de Vox tras su reunión en Roma - Twitter Las «coincidencias» con Salvini La elección del grupo parlamentario no es lo único que le ha salido «rana» a Santiago Abascal en Europa. En septiembre mantuvo una reunión en Roma con Matteo Salvini y alardeó de que ambos coincidían «plenamente» en el «respeto a la soberanía nacional —y unidad— de los estados miembros de la UE». Solo un mes después, Salvini mostró su apoyo al secesionismo y Abascal se lo recriminó en Twitter: «Salvini se equivoca una vez más». Porque el líder de la Liga reincidía: en marzo de 2018 dijo que arrestar a Puigdemont «agravaba» el problema. Abascal le invitó a «meter sus narices en los asuntos italianos» y a no «entrometerse» en la soberanía española.
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