Acudir al mercado de fichajes de invierno es como ir al supermercado en fechas navideñas: los productos siguen en el expositor, pero los buenos se acaban antes y son mucho más caros. En el fútbol europeo, el mes de enero lleva tiempo erigiéndose como la reválida para el retoque de las plantillas diseñadas en verano, que en muchos casos adolecen de una cojera que solo se aprecia cuando la temporada echa a andar. El Atlético no tardó en diagnosticar de qué pie cojeaba: el del gol, el principal debe de un equipo al que está castigando la falta de puntería. Es por ello por lo que, entre los deseos de Navidad de Simeone, está un delantero. No es el Atlético un equipo que frecuente mucho la ventana invernal. Desde el aterrizaje de Simeone en el banquillo, han sido menos de diez jugadores los que llegaron para terminar una temporada ya empezada, con la consecuente dificultad de adaptarse a un nuevo ritmo de juego, a un nuevo equipo e incluso a una nueva competición. No todos lo consiguieron. Así, son sonados los fichajes que mutaron pronto de la ilusión inicial al completo fracaso. El ejemplo de Morata El último regalo de Navidad para Simeone fue Morata, quien, este sí, ha ofrecido un rendimiento inmediato en la delantera. Desde su llegada acumula 37 partidos, habiendo anotado 15 goles, más que ningún otro rojiblanco en este mismo periodo de tiempo. En 2019, el Atlético volvió a fichar después de dos ventanas de invierno sin hacerlo. Un año antes, en 2018, Diego Costa y Vitolo se habían incorporado al equipo en enero, si bien fue porque una sanción impidió al club inscribirles en verano. Ninguno de los dos, ni entonces ni ahora, han encontrado todavía la regularidad, principalmente por culpa de las lesiones. En periodos anteriores, destacan operaciones como la de Augusto, procedente del Celta, Sosa, del Metalist, o Torres, del Milan, quienes sí cumplieron en mayor o menor medida con las expectativas. Por el camino se quedaron otros con menos suerte, como Kranevitter, Cani o Insúa. La particularidad de aterrizar en invierno se pudo apreciar a la perfección en la llegada de Diego Ribas en 2014. El brasileño había enamorado a su entrenador y a la afición rojiblanca dos años antes, pero esta vez no terminó de entrar en el equipo. Su fichaje terminó siendo una auténtica decepción. La prueba fue, entre otras, que no gozó de minutos en la final de Champions de ese mismo año en Lisboa y terminó yéndose de nuevo en verano. El Atlético piensa en Cavani como solución a su falta de gol. El PSG, dispuesto a vender Así las cosas, la falta de gol ha devuelto al Atlético al mercado de enero. Como ya pasó el año pasado, cuando se tuvo que vender a Jonny y a Gelson para fichar a Morata, el club debe ajustar unas cuentas que no preveían desembolso alguno. El hueco a rellenar parece destinado a Cavani, viejo sueño de Simeone. El uruguayo termina contrato en junio, no ha renovado con el PSG, no está contando con muchos minutos en Francia y no es ningún secreto su deseo de jugar en la Liga y de rojiblanco. La solución al problema, por tanto, puede llegar en forma de regalo de Reyes. El Atlético estudia la fórmula para acometer el fichaje y complacer así los deseos de su entrenador. La dilatada experiencia de Cavani resta dudas a la operación, pero el fantasma de las navidades pasadas, en forma de fichajes infructuosos, planea de nuevo sobre el Metropolitano. No vale fallar.
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