El Club de Campo Villa de Madrid acoge desde hoy el Open de España, el segundo torneo de golf más antiguo de los que se celebran en la Europa continental, pero que afronta una nueva etapa. De la mano de los organizadores del Mutua Madrid Open de tenis se van a ver muchas novedades estos días en el recorrido capitalino, algunas de las cuales ya se empezaron a intuir desde la espectacular presentación que tuvo lugar en el Wanda Metropolitano, hasta la recepción que el Rey ofreció a los principales jugadores nacionales. Sin embargo, aunque los focos de la atención estén dirigidos a las tres figuras que tienen posibilidades de victoria (Jon Rahm, Sergio García y Rafa Cabrera, según el orden del ranking mundial), hay otra que no conviene perder de vista porque posiblemente sea la última vez que los aficionados puedan tenerle en acción. Se trata de José María Olazábal, que aunque no ha querido acaparar gran protagonismo, va a disputar el que posiblemente sea el último Abierto de su carrera. «Nunca se puede decir que vaya a ser el último, pero no ceo que vuelva a juegar este torneo en el futuro», comentó ayer en exclusiva a ABC al terminar el «clínic» que ofreció a los niños de la Escuela de Golf de la Federación de Madrid. Aunque su semblante era alegre y más relajado que en otras ocasiones, el doble ganador del Masters hablaba con la convicción de quien tiene muy meditada la situación. «Este es el último año que tengo excención para jugar en el European Tour y la verdad es que las últimas temporadas tampoco estoy disfrutando demasiado. Todo tiene un principio y un final», reconoce con sinceridad. De hecho, hace cinco años que no pasa un corte en la primera división europea y siente que ya ha pasado su momento. «Soy consciente de que tengo 53 años para 54 y de que el juego ya no me responde como antes; además, en los torneos me ponen con jugadores a los que no les veo sus bolas de lo fuerte que le pegan». Sin haber hecho un comunicado oficial al respecto, sí que es cierto que José Mari ha ido dando indicios a lo largo de los últimos meses de que su etapa como competidor al más alto nivel llegaba a su término. Si en el Masters sugirió que podría ser su última participación, hace quince días se despidió formalmente del BMW PGA de Wentworth (el torneo bandera del Tour) y ahora le toca el turno al Open de España. No quiere que suene a temporada de despedida, como hacen los toreros, pero tiene claro que su futuro está lejos de aquí. «A partir del año próximo me voy a centrar en el Champions Tour, el circuito de veteranos de Estados Unidos, y eso es lo único que tengo en mente. Me sigue gustando competir y sentir ese gusanillo, pero como voy a tener más semanas libres también aprovecharé para estar más cerca de los aficionados con actos como el de hoy, que me encantan». El ídolo de niños y grandes Aunque en la Federación habían preparado el acto para que los niños aprendieran del maestro, al final terminaron disfrutando más los padres y adultos que llenaban la cancha de prácticas madrileña. «Siempre he creído en transmitir los conocimientos y me gusta mucho poder contar lo que yo he vivido. Me considero un gran afortunado en la vida y en el deporte, porque tuve la ocasión de aprender del más grande, de Severiano Ballesteros, y me parece muy bonito ser capaz de continuar con su legado». Hasta que llegue ese momento, hoy y mañana los aficionados todavía podrán seguirle en directo. Hoy a las 9:20 con Pablo Larrazábal y Andrea Pavan y mañana a las 13:50 con los mismos compañeros. Rahm, Cabrera y Adri Arnaus saldrán hoy a las 9.30, mientras que Sergio García, Jorge Campillo y Haotong Li lo harán a las 14 horas.
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