martes, 3 de enero de 2023

Rodrygo arregla con brillantez la noche copera

PESTAÑA cacereno-real-madrid-copa22/23 Crónica 4 COMPONENTE Ficha Crónica 2344306 La Copa del Rey le sirve al Madrid para acercarse al aficionado local español, parte muy importante del madridismo, ahora superada por el madridismo global. Como había que ir a Cáceres, fueron en autobús, algo que Ancelotti agradeció con la sabiduría de un Josep Pla, que tan bonito libro de observación escribió desde un autobús. El partido nos daba la sensación de algo ya visto. El Cacereño salió presionando mucho, con valentía de grande. El acto furioso de presionar tiene siempre un momento que iguala a los equipos. Cuando presionan, todos los equipos se parecen por un pequeño instante. Ver la Copa del Rey tan seguido después del Mundial también daba una sensación de extrañeza, de pérdida de proporciones. El Madrid salía con suplentes en alineación que daba gran pereza pues tenía a Asensio y Hazard. Hazard jugaba de Hazard , es decir, «cayendo con gran libertad». Es una definición exacta de su etapa en el Madrid. El club ha hecho las cosas muy bien, pero en alguna ventanilla habría que protestar por el hecho de que el Madrid no tenga, jugando con suplentes, un triste nueve que haga las cosas básicas de la posición. ¿No puede el Madrid, con su enorme presupuesto, conseguir o cincelar un rematador de 1'90 que fije los defensas y baje los balones? Eso ya sería un cambio muy grande para un equipo que cuando sale con los suplentes sale además desdentado. El partido era sobre todo el tesón local. En los partidos de fútbol ahora se tiene mucho en cuenta el número de minutos efectivamente jugados, y de forma similar tendríamos que valorar, en estadística íntima, en cuántos de los minutos del partido estamos pensando realmente en el partido. El Cacereño-Real Madrid era uno para repasar las tareas del día siguiente, pensar en el recibo del banco, o en recordar los mejores momentos de la Navidad… Era un partido abierto a las musarañas, a la súbita aparición de un recuerdo completamente ajeno al fútbol… Esta era la mayor dificultad de todo cronista, y hace titánica la tarea del periodista deportivo, que a veces ha de atornillarse a los más grandes bodrios. No pasaba mucho en las área y los mejores detalles técnicos y hasta ofensivos los tenía Militao , quizás el mejor en el campo. El césped , harto de disimular, comenzó a levantarse a la altura de la media hora, y esto embraveció un poco más el fútbol, dándole un toquecillo adicional de caos y disonancia balompédica. Hubo cambios en el descanso y la dicha de ver a Odriozola, que parecía mucha, se nos robó abruptamente con su retirada por molestias musculares. A cambio, se colocó Vallejo de lateral zurdo , que tampoco estaba mal. ¿Y Hazard? ¿Estaba en el campo? Es el peor fichaje de la historia del Madrid. Su problema ya no es lo poco que hace, es que le roba el sitio a algún joven. Se fue en el 68 y por lo menos pudimos ver a Álvaro Rodríguez. En la segunda parte, el Madrid fue subiendo el juego, trasladando el gran decorado unos metros adelante. El Cacereño no renunciaba al contragolpe, con un esfuerzo que era casi ciclístico, contragolpes riñoneros, presión incansable, ¡lo que estaban corriendo esos hombres! Y en el Madrid brillaba, por fricción, un mérito también, porque se hizo tan humilde, quiso ponerse tan a la altura de su rival que costaba notar las diferencias… Esa actitud era un gran gesto del Madrid. El Madrid sabe hacer partidos de Champions y partidos de Copa y Camavinga y Ceballos pelearon tanto como sus rivales. Esa humildad provincial e incluso comarcal del Madrid desapareció en el gol de Rodrygo ; una jugada centelleante con doble regate y tiro colocado a lo que se llama el palo largo. Era una jugada en el sitio de Vinicius, de una gran técnica y aun mayor velocidad. En eso se notó la diferencia con todo lo que se estaba viendo: una acción técnica depurada a la máxima velocidad… No es que corra el futbolista, ni siquiera que corra la pelota, se trata de que corra el futbolista con la pelota incorporando ahí la técnica. El muriente fútbol callejero ha de ser sustituido por el velocismo académico. Fue una de esas jugadas en las que hasta Rodrygo parece sorprendido de su potencial, como si tuviera más fútbol que carácter. En el 81 se produjo un cambio esperadísimo: Arribas por Asensio. Quedó por entrar Nico Paz. Son dos zurdos que alimentan la ansiedad del aficionado que exige cambios ya. La sensación es que con los Asensio, Mariano, Hazard y compañía se hará difícil conseguir la Copa, que solo se revitalizaría con canteranos, y así podría tener sentido para el aficionado. Que la Copa sea el sitio donde añadir, a la menguada 'unidad B', lo mejor de la cantera. Donde por costumbre y hasta por norma asomen los canteranos igual que asoma el madridismo de las provincias.

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