El reloj marca el mediodía y el centro de Madrid se convierte en un hervidero de paseantes. De la Puerta del Sol a la Gran Vía, muchos toman el atajo de la calle de la Montera , entre locales de tatuajes, Compro Oro, zapaterías y cadenas de restauración. En la parte alta de esta empinada vía, duerme sobre cartones un 'sintecho' en el que nadie parece reparar. No lo sabe, pero el portal en el que echa la cabezada será, en unas semanas, la entrada del nuevo hotel de lujo del centro de la ciudad, que gestionará la cadena Hilton. Porque poco queda de lo que, no hace tanto, Montera fue. La calle vive su gran metamorfosis: ha conseguido dejar atrás el mal endémico de la prostitución callejera y la decadencia de locales cerrados para convertirse en una vía cinco estrellas gracias a la apertura, en solo cinco meses, de dos hoteles de lujo en sus menos de 330 metros largo. La suerte de Montera –marcada hace 35 años por el incendio de los Almacenes Arias , en el que murieron diez bomberos– está cambiando y lucha para superar el estigma que la persigue desde hace décadas, cuando se convirtió en el principal foco de explotación sexual de mujeres del centro de Madrid. «En el 2008, había 248 prostitutas censadas por la Policía Municipal; ahora, estaremos hablando de una veintena», revela Gilmar Barbosa, presidente de la asociación de vecinos y comerciantes del enclave. Dos hombres salen del hotel Thompson Madrid, junto a una vista general de Montera, controlada por agentes de Policía Municipal De San Bernardo Otro de los factores que ha propiciado esa nueva vida es la llegada del turismo de lujo . En octubre se inauguró el primer hotel Thompson de Europa, perteneciente a la compañía Hyatt, entre los números 25 y 31. El bajo comercial de esa manzana –que incluso se llegó a apodar 'maldita'– llevaba años sin una actividad permanente, algo que cambió hace solo un mes, cuando abrió la tienda Lefties más grande del mundo. Cuenta en su interior con una cabina de música, fuentes para mascotas y una cafetería. «El hotel es para un público de alto poder adquisitivo , con habitaciones que rondan los 800 o 1.000 euros la noche, lo que conlleva un cambio en el tipo de turismo. Montera no tenía hoteles, solo hostales para un público de bajo poder adquisitivo«, analiza el presidente de la Asociación de Vecinos, Comerciantes, Profesionales e Industriales de Montera y Alrededores (AMYA). «Los clientes de Lefties son de poder adquisitivo medio, pero es público al fin y al cabo que consume hostelería, toman una caña y un aperitivo en la calle. Además, tanto el hotel como la tienda emplean a mucha gente «, añade Barbosa: »Esta transformación es beneficiosa para todos. También para los vecinos y propietarios, que ven como los inmuebles se revalorizan«. Según los datos que maneja la asociación, el precio de un piso de 80 metros cuadrados se ha multiplicado por casi cuatro en los últimos veinte años –gracias también a la peatonalización de 2006 y la mayor presencia policial– y no parece que la tendencia vaya a bajar con la nueva imagen que Montera proyecta. Un sintecho duerme, este domingo, en la entrada de lo que será el nuevo Hilton; junto a la recreación de la azotea De San Bernardo / ABC El próximo mes se espera, si las obras en el interior del gigantesco edificio no se retrasan, la apertura del Curio Collection by Hilton , que se instalará en el número 47, allí donde este domingo dormía el mendigo. En el exterior, todavía permanece la placa –entre pintadas y grafitis– de lo que otrora acogió el inmueble: hostal Luis XV, octava planta; Go Inn, en la séptima; Jerez, en la sexta; y Praktik Metropol, primera planta. Ninguno de los alojamientos superaba las tres estrellas; el nuevo inquilino, de lujo, será de cinco y permite reservar ya a partir del 28 de marzo por, lo más barato, 300 euros la noche. Explotación sexual Montera es ahora una calle casi de parada obligatoria, tanto para compradores como para huéspedes. Un destino para el turismo y no solo un camino para llegar de forma rápida a la Gran Vía desde Sol, y viceversa. Antes, los que se atrevían a cruzarla pocas veces levantaban la vista del suelo, ni miraban hacia unas paredes que eran lugar de apoyo para prostitutas . Ya no se las ve en las esquinas, vigiladas por sus proxenetas, a la espera de que algún cliente se detenga para ir a los pisos en los que las esclavizaban. «La calle se queda más apagada cuando los comercios cierran y las terrazas se recogen. En ese momento, las prostitutas retoman su espacio, pero se han reducido muchísimo. Antes se peleaban por las esquinas, había trifulcas y menudeo de droga «, asegura Barbosa, que cada día era testigo directo de su explotación desde el restaurante que gestiona. MÁS INFORMACIÓN La Policía detecta 530 puntos de prostitución en la mayor operación de rescate de la trata Antes de la llegada de la pandemia, en 2018, la Policía Nacional desarticuló una organización que operaba en el enclave y obligaba a mujeres rumanas a mantener relaciones sexuales sin protección y sin permitirles descansar. Hubo cinco detenidos y seis liberadas. Luego, el confinamiento modificó la forma de explotarlas: pasaron de la calle a los pisos , lo que «ha invisibilizado» la prostitución. «Los proxenetas tenían que seguir sacando el máximo rendimiento de las mujeres, ese fenómeno sigue dándose porque se benefician de la inviolabilidad de los domicilios, en los que no se puede entrar sin una orden para ver si están explotando a las chicas o no», explican desde Apramp, la asociación para la atención a la mujer prostituida. Y alertan: «Que no se vea, no significa que no exista». La apertura de los dos nuevos alojamientos de lujo prevé que favorezca también a las calles aledañas. «El centro de Madrid ahora es más turístico. Tenemos hoteles, y de buena calidad, por lo que el público tiene un nivel adquisitivo más alto», dice Paloma de Marco, presidenta de la asociación de empresarios de Preciados, Carmen y Sol, Apreca. «Todo eso es positivo. Estamos viendo que los locales cerrados por la pandemia vuelven a abrir, aunque cada vez se dedican menos al comercio y más hostelería», concluye la comerciante. Hoteles, comercio y restauración... Una nueva etapa esperanzadora despega en una calle tan transitada como castigada.
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