domingo, 20 de marzo de 2022

El PP de Feijóo se estrenará con un polvorín de congresos regionales

Faltaban pocas horas para que el Partido Popular implosionara. Era martes, y en Génova Pablo Casado había convocado el Comité Ejecutivo Nacional para analizar la pírrica victoria del domingo 13-F en Castilla y León. En la misma sede del partido, y ajenos a la que se avecinaba, Teodoro García Egea y la vicesecretaria de Organización, Ana Beltrán, se reunieron con el presidente del PP de Extremadura, José Antonio Monago, para confirmarle, de manera ya oficial, que no contaban con él para seguir al frente del partido en su comunidad. Monago aceptó con deportividad, aunque su deseo era otro. El congreso regional de Extremadura era el siguiente de la lista dentro del proceso de renovación territorial diseñado por el secretario general para buscar un partido lo más alineado posible al proyecto de Casado. Solo una semana después, no quedaba ni rastro de aquella conversación, y la dirección nacional del PP había dejado de tener autoridad y legitimidad. El secretario general cayó, pero los congresos regionales siguieron pendientes y sin resolver, en total casi una docena y muchos de ellos conflictivos y con previsibles enfrentamientos internos. En la lista del antiguo PP estaban, de forma inmediata, los de Extremadura, Asturias, Cantabria, La Rioja, Navarra, Comunidad de Madrid y Región de Murcia. Pero ahora pueden añadirse los del País Vasco, Cataluña, Ceuta y Melilla. Todo ello con las elecciones municipales, y parte de las autonómicas, en el horizonte de un año. «Algunos son auténticos polvorines y se los va a encontrar Feijóo nada más aterrizar en Génova», advierte un miembro de la ejecutiva saliente. El calendario podría desatascarse justo después del congreso extraordinario nacional de los días 1 y 2 de abril en Sevilla. En cuanto la dirección nacional presidida por Feijóo dé luz verde, se pondrían fechas a los congresos, que al ser ordinarios deben convocarse con 45 días de antelación. No es previsible por tanto que hasta mediados de mayo empiecen a celebrarse y ese es el tiempo que tendrá la nueva Génova para intentar evitar todos los incendios posibles, buscar consensos y mantener la preciada unidad interna, que es una de las banderas de Feijóo en su proyecto. La paz en Madrid El de Madrid puede ser uno de los primeros en celebrarse. Será uno de los más fáciles para el nuevo presidente nacional del partido, un paseo para que Isabel Díaz Ayuso sea proclamada líder regional del PP, después de meses de guerra interna con Génova por la oposición manifiesta del secretario general y por los recelos ante un poder creciente que hacía sombra a Pablo Casado. Es cierto que con el sistema vigente de primarias en el partido, cualquiera puede presentar su candidatura si obtiene 100 avales, pero ahora mismo es impensable que nadie esté en disposición de plantar cara a Ayuso. La única duda que queda por resolver en el culebrón del congreso de Madrid es la fecha. Si se convoca de forma ordinaria, como mínimo habría que ir a mediados o finales de mayo. Si se busca la fórmula para hacerlo urgente, el fin de semana del 7 y 8 de mayo sería factible, al encontrarse libre de festivos. También queda la incógnita de si la nueva dirección será capaz de cerrar todas las heridas que la pelea interna ha dejado abiertas y si optará por la integración de los que protagonizaron la última etapa, como puede ser la actual secretaria general, Ana Camins, muy próxima a Casado. El de Madrid se presenta como un oasis comparado con lo que le espera a Feijóo en otros territorios, si no es capaz de poner orden o llegar a consensos rápidos. Por eso, fuentes parlamentarias populares y de la dirección saliente del partido señalan que el político gallego necesitará, en primer lugar, tener a alguien como número dos o tres que conozca a fondo los entresijos de la organización en cada comunidad. Estas fuentes dan por hecho que Feijóo escuchará a los barones actuales, evitará decisiones y rupturas traumáticas y buscará consensos para eludir cualquier atisbo de división. En Extremadura, Monago no se da por vencido. Insiste en que aún no ha decidido si se presentará a la reelección y pide a la nueva dirección nacional que si quiere prescindir de él, que se lo diga con tiempo para recoger los papeles. Ese es uno de los principales reproches que lanzó a los anteriores jefes de Génova, que le dieran largas y no le confirmaran su salida hasta el último momento. Ahora, aquella conversación con García Egea y Beltrán ha quedado borrada. Antes de la gran crisis en el PP, el alcalde de Plasencia, Fernando Pizarro, manifestó su intención de presentarse como candidato, mientras que desde Génova veían con mejores ojos a María Guardiola, concejal en Cáceres, quien en los últimos días ha optado por el silencio sobre este asunto. En Cantabria, el antiguo PP quería el relevo urgente de María José Sáenz de Buruaga, cuya relación con Génova era manifiestamente mejorable. El PP buscó el compromiso de la alcaldesa de Santander, Gema Igual, pero pinchó en hueso y se encontró ante un congreso empantanado y sin nombres para la renovación. En Navarra, Ana Beltrán mantiene firme su compromiso, pero se ha instalado en Madrid, y desde su región ven imprescindible que haya un presidente pegado al terreno y que viva allí a tiempo completo. Feijóo deberá resolver qué modelo de partido quiere en Navarra, cuál debe ser su relación con UPN, el posible mantenimiento de Navarra Suma y el anhelado fichaje de los diputados Adanero y Sayas. En La Rioja, Génova daba por hecha la salida de José Ignacio Ceniceros y contaba con Cuca Gamara como presidenta regional, según fuentes de la dirección saliente. El papel protagonista que Feijóo ha dado a la portavoz en el Congreso en el nuevo PP podría cambiar los planes. En Cataluña, el antiguo PP había aparcado el problema hasta finales de año. El presidente del PP catalán, Alejandro Fernández, nunca se entendió con García Egea, pero tenía el apoyo total de Casado. El partido en esa comunidad es otro polvorín interno, con un margen de maniobra muy pequeño para renovar, y donde siempre suenan los mismos nombres, con Dolors Montserrat a la cabeza. Los problemas pueden llegar hasta Ceuta y Melilla. En la primera, el PP apostó por Juan Bravo, consejero en la Junta de Andalucía, mientras que en la segunda querían al diputado y militar de carrera Fernando Gutiérrez, pero Imbroda se resistía a marcharse. Asturias: Teresa Mallada El congreso regional del PP de Asturias es uno de los que se presentaban a priori más tranquilos. Génova veía bien que Teresa Mallada repitiera como presidenta del partido en esta comunidad. Cataluña: Alejandro Fernández El congreso del PP catalán tocaba en noviembre de este año. La antigua Génova tenía poca prisa por afrontarlo, dado el avispero en que podía meterse. Alejandro Fernández chocaba de frente con Egea, quien le reprochó no ser claro con 'Valents'. Cantabria: María José Sáenz de Buruaga El PP de Casado y Egea tenía ahí un problema. No querían que siguiera Buruaga, y así se lo hicieron saber, pero pincharon en hueso al sondear a la alcaldesa de Santander. Ahora suena Íñigo de la Serna en la estructura. Navarra: Ana Beltrán El PP de Feijóo tendrá mucho que decidir en Navarra. Deberá definir la relación con UPN y pronunciarse sobre Navarra Suma. La continuidad de Beltrán, más afincada en Madrid, no está asegurada. País Vasco: Carlos Iturgaiz El antiguo PP no tenía prisa con el congreso, tras la salida un tanto traumática de Alonso y el rescate de uno de los veteranos, Carlos Iturgaiz, como presidente para coser el partido en un momento crítico. Alonso ha pedido un congreso «cuanto antes». La Rioja: José Ignacio Ceniceros La previsible salida de Ceniceros situó a Cuca Gamarra como opción preferida de Génova para el PP regional por su «prestigio y solvencia». En el PP veían a Ceniceros y Pedro Sanz con sus propios planes y candidatos. Extremadura: José Antonio Monago El PP de Egea comunicó formalmente a Monago que no contaban con él. Ahora, el presidente del PP extremeño espera a conocer qué decide Feijóo, mientras Pizarro y Guardiola eran posibles candidatos. Madrid: Isabel Díaz Ayuso El congreso del PP de Madrid solo está pendiente de las fechas para su celebración y para elegir a Isabel Díaz Ayuso como presidenta. Será la próxima dirección nacional del partido, la que surja del congreso de Sevilla los días 1 y 2 de abril, la que dé luz verde a los congresos pendientes, y el madrileño será prioritario. Si se convoca de forma ordinaria, tendrán que pasar 45 días hasta su celebración, por lo que sería a mediados de mayo o finales de mes. Es decir, como siempre dijo Génova. Si se busca la fórmula para acelerar el proceso, podría celebrarse en tan solo un mes, y los días que parecen más apropiados, en principio, serían el fin de semana del 7 y 8 de mayo. Melilla: Juan José Imbroda Otra renovación que en el plan de Egea era clave y que ahora queda en el aire. Su intención era apartar a Imbroda, expresidente de la Ciudad, y aupar al diputado y militar de carrera Fernando Gutiérrez. Región de Murcia: Fernando López Miras El congreso del PP de Murcia se presenta como una balsa de aceite. Allí gobierna Fernando López Miras, alguien que fue de la máxima confianza de Egea, y no debería tener ningún problema para revalidar su puesto cuando toque. Ceuta: Juan Jesús Vivas El PP de Casado consideraba clave la renovación en Ceuta y Melilla, como 'piezas de Estado'. Para Ceuta quería a Juan Bravo, exdiputado y consejero en Andalucía, para sustituir al actual presidente, Juan Jesús Vivas.

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