miércoles, 30 de marzo de 2022

Aforos, gradas, césped e iluminación: la tormenta perfecta que amenaza al fútbol modesto

La fiesta del Yeclano de Adrián Hernández dio la pasada jornada el pistoletazo de salida porque la temporada regular toca a su fin y los aficionados se preparan para celebrar una cascada de ascensos y playoffs en las categorías nacionales (de Primera división a Tercera RFEF). Este curso, sin embargo, dar el deseado salto puede convertirse en un caramelo envenenado para los clubes modestos, incluso letal, advierten en algunos casos. En su afán por mejorar y hacer más atractivas sus competiciones, la RFEF anunció el pasado año que a partir de la campaña 2022-23 se ampliarán los requisitos para participar en categorías como la Primera o la Segunda RFEF, una patata caliente para los dirigentes de sus equipos. Un problema del que ya alertó hace meses ProLiga, la asociación que aglutina a casi 300 clubes de las divisiones inferiores del fútbol español. La obligación de que los partidos de la división de bronce se jueguen sobre hierba natural y de que los estadios de la categoría dispongan de un aforo mínimo para 4.000 espectadores son algunos de los requisitos federativos para la próxima temporada que traen ya por la calle de la amargura a varios presidentes. Un gasto extra inasumible, advierte uno de los consultados por este periódico. «Nuestro club, por principios, no llegaría nunca a renunciar al ascenso a Primera RFEF, a lo que consiga por méritos deportivos, pero es verdad que es un tema muy delicado que llevamos tiempo tratando en la directiva. Quizá haya otros clubes que sí tengan que verse obligados renunciar porque no puedan afrontar más gastos», analizan desde una de las entidades con opciones reales de poder ascender al tercer escalón del fútbol. En ese peldaño de bronce, la temporada 2022-23 obligatoria la hierba artificial tendrá que desaparecer de los 40 estadios de la categoría, según aparece recogido en las bases de competición por las que se rige la Primera RFEF en el curso actual. «Disponer de un terreno de juego de hierba natural para la disputa de todos los partidos oficiales con una moratoria hasta la temporada 2022-2023», se puede leer en el documento federativo. El cambio a ese tipo de superficie y su mantenimiento, mucho más costoso que el césped artificial, supondrá un gasto extra difícil de afrontar para algunos de los actuales equipos de la Primera RFEF y para los que asciendan a ella, salvo moratoria federativa. Aforo mínimo y gradas perimetrales La hierba natural no es, sin embargo, el único nuevo requisito que se exigirá en la Primera RFEF durante el curso 2022-23. Los equipos también deberán «disponer de un campo con una capacidad mínima de 4.000 espectadores y gradas perimetrales en todo el estadio, con una moratoria en este último caso hasta la temporada 2023-2024 y hasta la 2022-2023 para los espectadores», se explica en las bases de competición, en las que los clubes encuentran un pequeño salvavidas al que agarrarse. «En todo caso, se tendrán en cuenta posibles impedimentos urbanísticos o de configuración del espacio disponible», se afirma en el texto federativo. Además, los estadios deberán «disponer de iluminación suficiente para la disputa de un partido oficial en horario nocturno y con luminosidad suficiente (mínimo 600 luxes) para cuando el partido deba ser emitido por televisión en horario nocturno». El del Cornellá, uno de los estadios de Primera RFEF que luce hierba artificial - @ue_cornella Según ha podido saber ABC, la Asociación de Clubes de Primera RFEF, de reciente creación y rechazada por la Federación, podría intentar negociar con el organismo que preside Luis Rubiales con el objetivo de que estas nuevas condiciones no entren en vigor el próximo curso, lo que supondría un alivio económico en una categoría en la muchos conjuntos van económicamente al límite o a estas alturas ya en números rojos. El Sabadell, por ejemplo, uno de los equipos que disfrutaba de las ayudas al descenso que concede la Liga Profesional, anunció el pasado lunes que su grupo de inversores tuvo que realizar una aportación económica de medio millón de euros para ayudar a cubrir el presupuesto de la temporada 2021-22. En el caso de los catalanes, la hierba, la luz y las gradas no suponen un problema añadido porque la Nueva Creu Alta cumple ya con todos esos requisitos federativos. «Los gastos se han disparado a lo largo de la temporada y los ingresos han mermado mucho. Para intentar encontrar soluciones a este tipo de situaciones que tanto preocupan a muchos nació precisamente la Asociación de Clubes de Primera RFEF, no para enfrentarse a la Federación», explican desde uno de los cinco conjuntos fundadores. También requisitos en Segunda RFEF Para algunos clubes, cumplir esos requisitos no es solo un problema económico, también lo es de propiedad de las instalaciones en las que juegan. Matapiñonera, el estadio del San Sebastián de los Reyes, es de titularidad municipal, pero en la entidad se muestran tranquilos en este sentido -explican a ABC- porque el Ayuntamiento se ha comprometido a afrontar ese gasto en caso de que sea necesario. A diferencia del caso del club madrileño, otros conjuntos de la categoría y también de Segunda RFEF con opciones de ascender no se sienten cómodos y rehuyen hablar públicamente sobre un tema incómodo. «Estamos trabajando en ello, pero perdona que no demos ningún detalle. No es un asunto cómodo», afirman desde uno de ellos al ser cuestionados por ABC sobre el asunto. Llegar a tener que cambiar la casa habitual para jugar la próxima temporada supondría una decisión muy difícil de explicar a sus aficionados. En el peor de los casos, también tener que renunciar a un ascenso ganado en el campo por razones económicos o de falta de ayuda municipal. Pero este dolor de cabeza que atenaza al fútbol modesto no es una sorpresa. Un estudio de ProLiga advirtió ya hace meses del problema que puede avecinarse a final de esta temporada debido a la nueva normativa de la RFEF sobre aforos, gradas perimetrales, césped de última generación e iluminación. Según los datos publicados por la asociación presidida por David Jiménez, el 81,1% de los equipos de Segunda RFEF tendría que reformar su estadio en caso de conseguir el ascenso a Primera RFEF. En el caso de los equipos de Tercera RFEF, el porcentaje de clubes que deberían acometer cambios en sus instalaciones en caso de ascenso a la siguiente categoría es del 57,3%. Porque para jugar la próxima temporada en la Segunda RFEF, los estadios también deberán adaptarse a la nueva normativa federativa para esta categoría. Los equipos de este escalón del fútbol deberán disponer de un aforo mínimo de 3.000 espectadores, un terreno de juego de hierba natural o sintética de última generación con una antigüedad máxima de 8 años, y también será necesaria la instalación de una iluminación mínima de 500 luxes. Muchos equipos de los cinco grupos de esta categoría disputan sus partidos en instalaciones municipales que no cumplen actualmente estos requisitos.

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