La lluvia gata

Llueve en Madrid como nieva en Ucrania, aunque los volubles dioses han querido que la tragedia les llegue en una primavera más cálida de lo normal. La ciudad, bajo el sirimiri, se vuelve triste y gris y uno piensa en los días en que no aprovechó el sol de febrero. El tráfico, a base de tiempo, constancia y Ducados, ha aprendido a no acelerarse más de lo habitual cuando caen cuatro gotas. Madrid es un carnaval de paraguas que huelen a talco, de chinos que hacen fortuna con eso mismo: los paraguas. Y de una oscuridad que se va metiendo en el alma y que sólo la salva la noche. Acaso porque la noche nos salva a todos. En los... Ver Más

De España https://ift.tt/bWJTn0a