
Lleva treinta años trabajando como agente medioambiental, pero César Manso Cuesta no duda, ni un ápice, cuando es cuestionado sobre si el fuego declarado el pasado sábado en Navalacruz (Ávila) y que ha arrasado ya -calculan-, más de 26.000 hectáreas, es el más difícil al que se ha enfrentado en su vida profesional: «Sin duda, ha sido el más complicado por la magnitud, la velocidad y las condiciones climáticas». Lo dice cuando lleva cuatro días luchando contra las llamas -en realidad noches, porque su trabajo ha sido nocturno-. Estaba en la N-403 cuando en la noche del domingo al lunes se pudo detener la «cabeza» del fuego. Si no hubiera sido así y las llamas hubieran sobrepasado esta vía, «hubiera tenido un campo libre para progresar rápido» -explicaba el lunes el consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Álvarez Quiñones-. En ese momento, «fuimos a saco a por él y teníamos todo preparado para que no pasase de allí bajo ningún concepto». Mucho más difícil fue la primera noche, recuerda el agente medioambiental de la Junta. En ella realmente sintieron miedo, confiesa a este periódico: «Pasamos un momento bastante apurado porque veíamos que nos superaba, que nos adelantaba por delante y por detrás. En ese momento optamos por recogernos, reorganizarnos y buscar otro punto de ataque y otra vez a por él». Explica, además, que ese temor a jugarse la vida fue una sensación compartida por todo el operativo: «No sólo me ocurrió a mí, también a mis compañeros. No es que te la juegues porque si te la juegas no entras, pero creíamos que podíamos ir a por él y sin embargo, la magnitud del incendio era tan bestial que nos tocó salir corriendo». «La primera noche, la magnitud del fuego era tan bestial que nos tocó salir corriendo» En esa primera noche, las llamas ya habían calcinado más de 10.000 hectáreas y a la mañana siguiente obligaba a la evacuación de 900 vecinos de varias poblaciones que ya han podido ser realojados. Ayer por la mañana, el consejero Suárez-Quiñones preveía que se pudiese cerrar el «perímetro» del brutal fuego «en las próximas horas». Preguntado sobre esta cuestión, el brigada coincidía que «la situación está mas controlada y mejor». Pese a que 24 horas antes se temía por la evolución de las llamas en el «flanco sur», César Manso reconocía que de lunes a martes la noche había sido «más tranquila» y que pese a que aún quedaba ese frente «complicado» los demás «ya están bastante controlados». «Algún otro susto puede dar» Cuestionado sobre si ya había pasado «lo peor», el agente no lo dudaba: «Seguramente, pero tiene mucho perímetro -el presidente Alfonso Fernández Mañueco lo había cifrado horas antes en 130 kilómetros-. Es enorme y se le va a atando todo lo rápido que se puede». No obstante, ve posible que «en algún punto» del perímetro que se haya quedado «alguna zona caliente» se origine «alguna reproducción». «Es factible que ocurra, pero entendemos que va a ser más fácil de controlar. Algún susto puede dar todavía, pero confiemos en que sea un susto pequeño», apuntilla. Cuatro días de lucha frente a un voraz incendio, el más extenso en la historia de la Junta y el mayor en los últimos 20 ó 30 años -hasta ahora el de mayores dimensiones había tenido lugar en 2012 en Castrocontrigo (León), con 12.000 hectáreas calcinadas- pasan factura y aunque a la hora de enfrentarse a las llamas «uno no se acuerda del cansancio», éste llega después. En el momento de estar delante, «sobre todo, es un cansancio mental porque la concentración es brutal». No obstante, no cunde el desánimo sino al contrario: «Cuando ves que vas pudiendo con él te vas animando. La primera noche fue muy desoladora porque no nos hacíamos con él, era insufrible. La segunda fue ya otra cosa». Próximas horas ¿Y que ocurrirá en las próximas horas? «Desde luego, al incendio no se le puede dejar solo. Habrá que estar muy pendiente de él en las zonas complicadas. Las poblaciones ya están muy alejadas y ahí no habrá mucho problema. Son los puntos calientes los que hay que ir controlando». «Todo el mundo quiere atacar. Me dejó asombrado un camión, al que le sobraban 20 centímetros para caerse a un barranco que le dijeras 'tenemos que entrar por ahí' y te contestase 'allá vamos'» El delegado territorial de la Junta en Ávila, José Francisco Hernández, reconocía en este sentido a última hora de la tarde que pese a la «evolución muy favorable» del incendio, «quedan muchas jornadas de trabajo» no sólo para perimetrar sino para dejar el incendio absolutamente estabilizado y apagado. A César Manso de esas dos noches más difíciles se le ha quedado grabado el «compañerismo»: «Todo el mundo quería atacar. El trabajo era muy duro pero había muy buena coordinación. Me dejó asombrado que un camión, al que le sobraban 20 centímetros para caerse por un barranco, le dijeras tenemos que entrar por ahí y te contestase ‘allá vamos’».
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