El 31 de julio de 2020, hace ahora justo un año, Castilla-La Mancha alcanzó el mínimo de hospitalizados por coronavirus desde que se declaró la pandemia. Ese día, viernes, eran 40 los pacientes ingresados: 32 en cama convencional y ocho en UCI. Entonces no se hablaba de primera, segunda o quinta ola, sino de desescalada por fases y de ‘nueva normalidad’, la expresión utilizada por los cursis para intentar describir la hostia vivida en marzo y abril, con el mundo encerrado entre cuatro paredes mientras goteaban miles y miles de muertos. Un año después, en Castilla-La Mancha hay 205 hospitalizados, según la última cifra ofrecida por la Junta de Comunidades el viernes. Son 180 en cama convencional y 25 en UCI. Además, el viernes se registraron 1.183 nuevos contagios, la cifra más alta desde el invierno. Con estos datos, sin ofrecer el contexto necesario, los amigos del alarmismo podrían pensar que se va para atrás y que la pandemia está lejos de acabar. Sin embargo, la realidad es otra y, por fortuna, es mejor. Hay dos factores clave. El primero es la experiencia. Hace un año no sabíamos prácticamente nada del virus. Se podía intuir que habría nuevos brotes, pero se desconocía cómo iban a ser y si eso, además, implicaría confinamientos. Se ha aprendido una lección básica: el Gobierno y, sobre todo, las comunidades autónomas han podido contener la pandemia sin obligar a la población a encerrarse en sus casas; por mucho que algunas de las medidas hayan sido duras, como el toque de queda o el cierre de la hostelería. El segundo factor es la vacuna. El verano pasado eran pocos los hospitalizados, pero todavía no se había desarrollado un arma eficaz contra el covid, con lo cual reinaba la incertidumbre. Ahora, en cambio, hay certezas. La más elemental es que las vacunas funcionan, es decir, inmunizan. O por lo menos reducen muchísimo el riesgo de ser hospitalizado y, a la postre, de morir por el dichos virus. De hecho, según estadísticas oficiales, más del 99 por ciento de los fallecidos por covid en España tenían más de 40 años. Pues bien, en Castilla-La Mancha el 84,5 por ciento de los mayores de esta franja de edad tienen la pauta completa de vacunación, aseguró el sábado Blanca Fernández, portavoz de la Junta. En la región ya hay más de 1,1 millones de personas inmunizadas. Y solo en el mes de julio se administraron más de 600.000 dosis, pasando del 42 al 62% la población vacunada. Niveles bajos Eso supone que pese a que ahora esté habiendo más de 1.000 contagios diarios, las cifras de hospitalizados y de muertos siguen manteniéndose en niveles muy bajos si se comparan con otros momentos. En lo más crudo de la pandemia, allá por marzo y abril de 2020, en Castilla-La Mancha llegó a haber unos 3.600 hospitalizados por covid y, de ellos, unos 360 en las ucis. El segundo gran pico se vivió en enero: más de 1.800 hospitalizados y, de ellos, unas 240 en las ucis. El mínimo, en cambio, se alcanzó hace no mucho, el pasado 9 de julio, con apenas 56 hospitalizados: 41 en cama convencional y 15 en la UCI. En estas tres semanas es cierto que se han cuadriplicado los hospitalizados, pero también lo es que los 200 y pico ingresados de ahora son en torno a un 12 por ciento de los que había en enero. Y que en todo el mes de julio, a falta de los datos de este último fin de semana, en la región solo ha habido 14 fallecidos por covid.
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