
«Que la sangre española que riega esta tierra haga germinar la semilla de la paz para el pueblo afgano». Esta frase, inscrita sobre mármol en lo que fue la base avanzada de Herat, en Afganistán, remite a los 17 militares españoles que perecieron en el accidente del Cougar en agosto de 2005, pero es extensible a todas las vidas que España se dejó en aquella guerra durante más de 19 años y que ahora, cuando los talibanes han recuperado el poder, son aún más necesarias recordar. Un total de 104 fallecidos –102 soldados y 2 intérpretes– con dos grandes tragedias sin precedentes: el accidente del Yakovlev-42 y la del citado helicóptero. El avispero afgano dejó una huella imborrable en nuestras...
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