sábado, 2 de enero de 2021

La Moncloa intenta capitalizar el proceso de renovación de la monarquía

El Gobierno ha diseñado en los últimos meses una estrategia respecto a la Monarquía que le sitúe como artífice de un proceso de renovación. Un plan de cara a la opinión pública que minimice los desencuentros que se han producido desde que Pedro Sánchez es presidente. Ayer, la ministra de Defensa, Margarita Robles, ponía voz a lo que en privado se afanan en explicar en el entorno del presidente. Aseguraba Robles que las relaciones entre Felipe VI y Pedro Sánchez «son magníficas». En su discurso de balance para cerrar el 2020, Pedro Sánchez dejó abierta la puerta a la elaboración de una Ley de la Corona que sirva para regular el funcionamiento de la institución. Y lo hizo trasladando en todo momento la idea de que se trata de un proceso en el que La Zarzuela y La Moncloa irán de la mano: «El Rey quiere una Monarquía constitucional adaptada a la España del siglo XXI. Renovación, rendición de cuentas, ahí está trabajando Felipe VI. Vamos paso a paso. Ya irán conociendo cómo se materializa la hoja de ruta de renovación de la Corona en cuanto a transparencia y ejemplaridad». Aunque en lo que respecta al contenido de la reforma hay hermetismo, se despliega repetidamente un mantra: «Lo que ha pasado con Juan Carlos I tiene que servir para que la Monarquía mire al futuro». Desde el Gobierno han buscado ese equilibrio que les permita satisfacer a un partido de tradición republicana, al que Sánchez ha intentado agradar reivindicando esa tradición. A la vez que se ofrece como muñidor de un plan de reformas para la institución. Por «Gobierno» en este caso se entiende exclusivamente a la parte socialista del Ejecutivo. En paralelo, el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, ha enfatizado su planteamiento respecto a un «horizonte republicano». En el Gobierno restan trascendencia a esa escalada que, intentan matizar, se produce siempre en actos de partido. En UP corroboran que en esta cuestión, por el momento, están intentando hacer una distinción entre la postura del partido y la del Gobierno. Con el coste de que, para ello, los cinco ministros morados mantienen un perfil más bajo al respecto. En el PSOE este planteamiento tiene que ver con una mirada estratégica. En diferentes conversaciones a lo largo de los últimos meses se puede entender cómo en las filas socialistas, incluso entre los más partidarios del mantenimiento de la institución, su acercamiento a la Corona tiene más que ver con los riesgos de una crisis acelerada de la misma que se interpreta que solo beneficiaría a Podemos y a los nacionalismos. «Siempre hemos sido un partido práctico. Con nosotros la Monarquía puede estar tranquila», manifiesta un dirigente socialista. En el Gobierno se insiste en que la postura la ha marcado «clarísimamente» el presidente del Gobierno: «Apoyo a la Monarquía parlamentaria representada por Felipe VI».

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