sábado, 30 de enero de 2021

La Copa ACB no tendrá público

La Copa se quedará finalmente sin aficionados. Ni la ACB ni el Consejo Superior de Deportes lo han anunciado todavía, pero a menos de dos semanas para el inicio del torneo ambos reconocen de puertas para dentro que la presencia de aficionados en las gradas del WiZink Center resulta imposible. Así lo ha podido confirmar ABC de diferentes fuentes cercanas a ambos organismos que prefieren mantener el anonimato. Se queda sin alma la Copa, que estará huérfana de seguidores por primera vez en su historia. La ACB ha luchado hasta el último momento por poder acoger, aunque fuera, a un puñado de aficionados que dieran colorido y ambiente a los encuentros. Que permitieran mantener el idilio entre el torneo y los seguidores, pero el recrudecimiento de la pandemia tras la Navidad no lo ha hecho posible. La patronal y el CSD habían quedado en verse las caras a mediados de mes de enero, después de que antes de Navidad se sentaran las bases de una posible vuelta del público a partir de febrero, pero esa reunión ha sido aplazada y no tiene fecha, lo que hace imposible en la práctica que pueda haber aficionados en el WiZink Center el próximo 11 de febrero. Será en los próximos días cuando la ACB haga oficial la noticia, pero mientras tanto la patronal ya ha informado a los clubes, que deberán acudir a Madrid con una expedición muy reducida para tratar de controlar al máximo un posible brote en mitad de la competición. 22 años seguidos en la Copa Aunque están acostumbrados a disputar sus encuentros en medio del silencio, la de la Copa será una sensación extraña para los equipos. La fiesta del baloncesto es un ejemplo de convivencia entre los aficionados de todos los clubes. De los clasificados y de los que no. Porque no importa tanto ver ganar a tu equipo como disfrutar de un fin de semana con los amigos, conociendo gente, y presenciando varios encuentros de baloncesto. Ese es el plan elegido por Javier Pérez Palomo durante los últimos veintidós años, en los que no ha fallado nunca a la cita. «Aún no he anulado el hotel en Madrid, porque soy optimista y nunca pierdo la esperanza, pero sé que es imposible. Y es una pena, porque la Copa para mí es sagrada desde que fui por primera vez en 1999. He estado diez años sin irme de vacaciones en verano, pero la Copa no me la pierdo», explica en conversación telefónica desde Godella, donde reside y desde donde parte cada febrero allá donde se celebre el torneo. Su caso no es único, porque son muchos los aficionados que tienen en este torneo el epicentro de sus vacaciones anuales. Son ellos la razón de ser del fin de semana más importante de la ACB, un ejemplo de convivencia entre aficiones y competición que muchos países han importado y que seduce hasta a la NBA. «No hay otro evento igual, porque tú vas a una ciudad que quizá no conoces y convives con otras siete aficiones sin que haya un solo problema, ni dentro ni fuera del pabellón. Eso solo pasa en la Copa de baloncesto», señala con orgullo Javier, que entiende que no se haya dado luz verde a la presencia de público, aunque le duela y confía en que se pueda volver a la normalidad en la próxima edición. La ACB trabaja estos días para que las gradas vacías del WiZink Center puedan tener vida. Al igual que ocurrió el pasado verano, cuando eran seguidores los que hacían las presentaciones de los equipos durante la Fase Final de la Liga Endesa, la idea es buscar alternativas para que la voz de los aficionados pueda estar presente en el torneo, aunque sea de manera virtual.

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