sábado, 30 de enero de 2021

El advenimiento de Lemar

Calogero Anello, el protagonista de la película «Una Historia del Bronx» (Robert De Niro, 1993), pronunció una de las frases con más solera de la historia del cine: «No hay nada más triste que el talento malgastado». Un lamento en la ficción con su eco en la realidad y que, hasta hace poco, colgaba del cuello de Thomas Lemar, cuyo fichaje por el Atlético no podía ser más decepcionante. Talento nunca le faltó, de eso nadie duda, e incluso Simeone, que tantas veces le dejó en el banquillo, se encargó de remarcarlo en más de una ocasión: «Lemar juega muy bien, créanme», dijo en octubre ante la prensa. Por suerte para todas las partes implicadas, justo cuando su crédito parecía agotarse, Lemar se ha hecho con un hueco en el once rojiblanco. En una entrevista reciente para «France Football», el jugador habló de la mejoría que le ha llevado a encadenar siete titularidades en Liga: «Hubo falta de adaptación, ya lo dije. Ha sido necesario mucho tiempo para adaptarme al sistema y estilo del Atlético. Ahora que entiendo todo esto, las cosas van mucho mejor. Siento que tengo este ADN en mí». El que fuera en su día el fichaje más caro de la historia del Atlético (70 millones por el 70% de su pase) empieza a parecerse, dos años y medio después de su llegada, al jugador que brilló en el Mónaco. Simeone ha optado por centrarle en el campo y no tenerle tan pegado a la banda, donde entraba menos en contacto con el balón y sufría en las ayudas a su lateral. «El cambio de posición me permite estar más libre, encontrar mis fases del juego, donde puedo ir a la izquierda, a la derecha, mantener la pelota... Tocarla más a menudo en lugar de una vez cada quince minutos en un lado». Trabajo individual en casa Lo que no ha cambiado nunca es lo que le pide su entrenador, aunque le haya costado ponerlo en práctica con regularidad: «Luchar todos los balones, buscar siempre la victoria, presionar durante todo el partido, jugar hacia adelante... eso es el Atlético. Y ahora que he entendido y he asimilado todo eso, estoy dando el máximo y se está viendo sobre el campo en los últimos meses. Estoy realmente feliz». Un salto adelante que es fruto también del trabajo físico individual que Lemar realiza en sus horas de descanso y que se intensificó durante el parón por la pandemia de coronavirus. Un detalle de los que gustan a los entrenadores y que el cuerpo técnico rojiblanco valoró muy positivamente. Un mayor compromiso que, junto a un cambio de estilo que favorece sus condiciones, ha hecho que la situación de Lemar en el Atlético cambie de manera drástica en apenas un año, cuando Simeone lamentó que no se estuviera viendo su mejor versión: «No ha podido responder a las expectativas», llegó a decir. Aquel invierno incluso se le llegó a buscar acomodo, igual que el pasado verano, ambas ocasiones sin éxito. Así pues, su continuidad en el club se explica, no tanto en que se siguiera confiando en él, sino en la falta de alternativas para el jugador. Pero finalmente, Simeone ha encontrado al mejor Lemar en una temporada en la que está más caro que nunca ser titular en un Atlético que reina con puño de hierro en la Liga. Aun así, Lemar aún tiene pendiente mejorar sus registros, que siguen siendo paupérrimos para un jugador de su talla. En 95 partidos (pronto, cuando llegue a cien, tendrá placa en el Paseo de las Leyendas) suma cinco goles y ocho asistencias. La temporada pasada la cerró completamente en blanco y esta no la inauguró hasta diciembre, justo cuando empezó a mostrar que, contra todo pronóstico, no había dicho su última palabra en el Atlético.

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