sábado, 30 de enero de 2021

Cuando ABC recaudó 500 millones en donativos para la AVT

«Fue una iniciativa de la Redacción del periódico. ETA actuaba todas las semanas, nos pedían ayuda. Se propuso que se abriese una suscripción pública y a mí me pareció muy bien... siempre es algo delicado, sobre todo si no llega el dinero. Pero llegó de todos los sitios de España. En pequeñas, medianas y grandes cantidades, fue un éxito». Luis María Anson, director de ABC de 1983 a 1997, recuerda así la campaña de donaciones gracias a la que este diario recaudó en tres meses 500 millones de pesetas para contribuir a los fines de la AVT «en favor de los guardias civiles, policías, ertzainas, familiares de todos ellos y ciudadanos que padecen las consecuencias de acciones terroristas». Se ayudó –subraya Anson– a poner en marcha una organización que «ha sido extraordinariamente útil, no solo por la ayuda a las víctimas, sino porque ha mantenido frente a todas las indecencias que se están cometiendo en relación a ETA, empezando por apoyo del Gobierno en Bildu, la dignidad de que no se puede pactar con los que están manchados de sangre». La suscripción fue la portada del diario del 20 de septiembre de 1991. El Gobierno socialista de Felipe González, con Matilde Fernández como titular de Asuntos Sociales, había negado a la AVT una ayuda de 40 millones por considerar que su tarea no era de «interés general». En páginas interiores, se daba cuenta de un debate parlamentario cruel durante el que la ministra reprochó que para reclamar ayudas, la asociación no tenía más que «argumentos emotivos» a falta de otros «reales». ABC documentó que el Ejecutivo sí destinaba «dinero de todos los españoles» a colectivos como la «Asociación Catalana de Brigadistas a Nicaragua» o causas como «Texto rural bilingüe intercultural Quechua-Castellano». Y así hasta 129 cuestiones sociales, que recibían de media 66 millones al año. Para reunir los ingresos, ABC abrió una cuenta, que se estrenó con un millón aportado por su presidente, Guillermo Luca de Tena. «Era un hombre muy excepcional», rememora Anson, que se comprometió a publicar la lista de donantes y a contestarles personalmente por escrito. «La sociedad española se volcó, yo dedicaba una hora todos los días a firmar cartas de agradecimiento a cada uno, aunque hubiese donado cien pesetas... fue muy emocionante». La sensibilidad social e institucional hacia la AVT se disparó. La Audiencia Nacional «abofeteó» –diría este periódico– a Matilde Fernández dos años después obligando a su Ministerio a dotar de fondos públicos a las víctimas.

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