viernes, 29 de enero de 2021

En memoria de Alberto y Ascen

Decía el escritor Elie Wiesel, superviviente de uno de los campos de exterminio del régimen nazi, que «lo que más duele a la víctima no es la crueldad del opresor sino el silencio del espectador». No podemos permitirnos ser espectadores, por eso este 30 de enero recordaremos ese trágico día en el que tres terroristas de ETA dispararon contra el teniente alcalde del Ayuntamiento de Sevilla, Alberto Jiménez-Becerril, y, sin piedad, mataron a su mujer Ascensión García, asegurándose de que tres niños se quedaran huérfanos. Me gustaría decirle a la portavoz de Bildu que ha dicho que «el daño de ETA está reconocido, que fuese injusto o no depende de cada relato», que le pregunte a mis sobrinos si fue justo o no perder a su padre y a su madre con cuatro, siete y ocho años de edad. Las muestras de desmemoria, indignidad e injusticia, no solo hacia las víctimas del terrorismo sino hacia todos los españoles que reconocen el sacrificio extremo de tantos inocentes, son continuas, impulsadas por un Gobierno que le debe demasiado a un partido que no condena los crímenes de ETA. Ante esta avalancha de acercamientos y beneficios a los terroristas como los que acabaron con la vida de Alberto y Ascen. Ante la permisividad frente a los cientos de homenajes que reciben los asesinos de ETA por parte de una sociedad enferma que prefiere glorificar a los verdugos y humillar a sus víctimas, hoy más que nunca, aunque hayan pasado veintitrés años del vil asesinato de mi hermano y su mujer, debemos honrar su memoria, defendiendo los valores por los que ellos y tantas víctimas de ETA fueron asesinadas; la libertad y la unidad de España, cada día más amenazadas. No permitamos que se cumpla lo que escribió De Juana Chaos, viendo el dolor de mi familia cuando asesinaron a mi hermano y a su mujer: «En la cárcel sus llantos son nuestras sonrisas y acabaremos a carcajada limpia». Transmitamos de padres a hijos el recuerdo del terror y el dolor al que ETA sometió a España para que no se confundan el bien y el mal, para que no triunfe el olvido y para que nuestros jóvenes sepan quienes eran Alberto y Ascen. Recordemos para que no sean los terroristas, sus cómplices y aquellos que prefieren olvidar para vender su alma al diablo quienes sonrían y nosotros, que no hemos perdido la dignidad, los que lloremos. Recordemos para ganar la más importante de las batallas, la de la memoria. * Teresa Jiménez-Becerril es diputada del Partido Popular y hermana de Alberto Jiménez-Becerril

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