Se anunciaba desde hace un lustro que la transición del ciclismo español a nuevos éxitos sería ardua sin Contador, Purito o Valverde, tres figuras con solvencia para ganar. Ayer en Ímola, el octavo puesto de Valverde y ese ataque de Mikel Landa desde lejos dejan una sensación lánguida. España no estuvo en el grupo de elegidos por la sencilla explicación que ofreció Valverde. «Otros han sido mejores». El murciano, campeón mundial hace dos años (cuando tenía 38), se ha acostumbrado en los últimos tiempos a esa frase. Otros son mejores. Ley de vida que acepta con deportividad. «El cuerpo se queda raro después del Tour», analizó Mikel Landa, debutante en el Mundial con 30 años. Enric Mas, que fue quinto en el Tour y que en el Movistar asoma como una de las esperanzas de futuro, no terminó la carrera. Él es un corredor de fondo, de tercera semana en las grandes vueltas, no un «puncheur», un rematador ganador según definen los franceses El ciclismo español vive a la espera de un nuevo amanecer que restablezca el antiguo esplendor. Habrá que esperar un tiempo para comprobar si se confirma la evolución de Juan Ayuso, el alicantino de 18 años que ha sido reclutado por Matxín para el Emirates al estilo Pogacar y que ha saltado directamente de la categoría júnior al pelotón profesional. Ayuso responde al perfil de los nuevos talentos, tipo Pogacar, Van Aert o Evenepoel. Escala, va bien contra el reloj y también ha destacado como velocista en los esprints. Ha arrasado en su categoría y, ahora en el Emirates, espera ratificafr su progresión.De Deportes https://ift.tt/3kX1KrP
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