jueves, 3 de noviembre de 2022

Ese viejo Madrid

Hay un Madrid sanamente canalla, que es el Madrid de debajo de la Plaza Mayor los días que no vienen los rubicundos con la baba llena de cerveza a estropearnos los días de Champions y las mañanitas, también, de Champions. Tiene, y perdónese la expresión, esa zona un algo de paseo marítimo donde se solea el personal. Es un cruce mínimo, el último escalón del Arco de Cuchilleros (el más seguro en las noches sin luz) y el resto de restaurantes. Pasa la tuna, está Botín con sus miniaturas y sus cocidos primorosos. Hay gente que se besa y pasea a la luz de la luna que nos ha permitido este 'veroño' que ya podemos dar por vencido. Hacía años que no pasaba por allí, que no les mendigaba a a los de la tuna cantar 'México Lindo y querido' , que no escuchaba a una versión remozada de la Vieja Trova Santiaguera en un tablao flamenco. El mestizaje madrileño, obvio. Noticia Relacionada LAPISABIEN opinion Si La placa de Quique Jesús Nieto Jurado El metro de Argüelles podría llevar su nombre, por qué no... Son los contrastes del Viejo Madrid, que ahí sigue, con ese andalucismo falso que decía Umbral pero que no es tan falso. El trabuco de Luis Candelas con un Luis Candelas que dispara simpatía porque en España o tiramos del tópico, que además es nuestra identidad, o llevamos mucho perdido. Es, ya digo, una zona mínima de Madrid. La barbería de El Kinze de Cuchilleros, la Cruz de Puerta Cerrada, y ya, cerca pero lejos, la Colegiata de San Isidro con su planta que se basó en la de Gesù de Roma. Cierra todo pronto, claro. Y no sé si está bien o está mal que el gin-tonic sea inmediatamente posterior al cordero lechal o lo que sea. En Madrid se puede ser feliz de muchas formas y de muchas maneras. Que este sea el 'meeting point' del último Madrid es casi lo de menos. Nos encontramos los que nos queremos; sin móvil ni 'guasap'.

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