lunes, 28 de septiembre de 2020

La «viuda negra» de Alicante culpa a un desconocido de matar a su marido

La cárcel obró el milagro. Conchi Martínez, conocida como la «viuda negra» de Alicante, compareció ayer en el juicio en el que se enfrenta a 30 años de prisión completamente restablecida de la supuesta paraplejía que sufría. Lo achacó a los masajistas de Foncalent. A Martínez y a su cuidador, Francisco Pérez, la Fiscalía les pide 30 y 28 años de prisión respectivamente por el asesinato de José Luis Alonso, un camionero jubilado con el que ella se había casado tres semanas antes. Murió apuñalado con un destornillador el 20 de agosto de 2018 en lo que iba a ser una cena romántica en la playa para consumar el matrimonio. Ambos acusados, que declararon ayer, culpan a un tercero, un desconocido, del crimen pese a que la escena del ataque fue vista desde una atalaya por una policía fuera de servicio que había salido a correr y que intervino cuando la víctima ya estaba muerta. La fiscal recordó ayer que José Luis «no tuvo oportunidad de defenderse por un ataque sorpresivo. ¿Qué sorpresa mayor hay que tu esposa y tu mejor amigo te ataquen de repente?», se preguntó. Explicó que solo una de las veinte heridas que sufrió era mortal y el resto tenían el objetivo de «causarle dolor». «Esa noche fuimos a cenar para ver la luna y tirar flores al mar (...) Paco era mi chófer», contó la acusada. Explicó que la noche de bodas la pasó sola porque su marido se quedó de juerga e insistió en que su cuidador no es su pareja, como sostienen las acusaciones. «Es como un padre para mí». Aquella noche la víctima y ella, según su versión, se iban a ir de viaje de novios. Ella asegura que iba en silla de ruedas cuando ocurrió el asesinato por los ataques de fibromialgia que sufre. «Oí gritos y fui allí arrástrandome. Una tercera persona se fue en un coche y nadie lo detuvo (...) Antes de morir, José Luis me dijo balbuceando: «Mi hijo me la ha clavado en el corazón». Desde que la pareja fue detenida in fraganti sin que la testigo policía viera a nadie más, ellos mantienen que el crimen lo cometió un desconocido e, incluso, llegaron a señalar al hijo de la víctima sobre el que ayer hicieron esas alusiones veladas. «La Policía decía que habíamos sido nosotros para cobrar la herencia y los seguros de vida. Eso no es cierto», se defendió la acusada. «Hicimos separación de bienes». Su cómplice declaró que José Luis era como un hermano para él y se ciñó a la versión de la otra acusada. «Al aparcar el coche había dos personas peleando. Uno salió corriendo y se metió en un coche y otro se marchó». Aseguró que nunca han acusado al hijo de la víctima y negó haber mantenido nunca una relación sentimental con Conchi. Según él, los recién casados iban a ir a vivir a su casa. Las contradicciones afloradas desde el primer día volvieron a evidenciarse ayer.

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