lunes, 28 de septiembre de 2020

El mundo se acaba

«El mundo se acaba» espetó en el Congreso de los Diputados el intermitente y despistado ministro de Universidades que nunca creyó en su ministerio. Tampoco debe creer Manuel Castells en el futuro y es especialmente descorazonador en boca del responsable de la formación de las nuevas generaciones de profesionales, del que debería ser aliento del talento de nuestro de país. No extraña entonces que se nos siga escapando en maletas y aeropuertos a otros lugares donde al menos exista una esperanza de porvenir. Las palabras de Castells son la síntesis de todo el Gobierno Sánchez-Iglesias. Un Ejecutivo apocalíptico que no cree en la España que conocemos, que considera que esta España se acaba y por eso anda empeñado en destruir los cimientos de nuestra arquitectura constitucional. Ahora todo encaja porque «el mundo está en peligro, el mundo tal y como lo hemos conocido», intentaba explicarse haciendo más clarividente aun el sendero que traza la hoja de ruta del Consejo de Ministros en el que cuentan se sienta los martes. La separación judicial se acaba, la monarquía parlamentaria se agota, la unidad territorial se quiebra, la reconciliación de la Transición merece revisarse y el triunfo sobre ETA exige condolencias. También dice el ministro que es «exagerado» inhabilitar a Torra por negarse a obedecer a un tribunal. Será que la ley también se acaba. «No hay nostalgia peor que añorar lo que jamás existió», cantó la voz rota de Sabina. Este gobierno está enfermo de esa morriña destructiva que reescribe la historia. Castells perdido y despeinado en el sanchismo es el Fernando Arrabal del nuevo milenarismo sectario y suicida. «El mileniarismo va a llegar» balbuceó Arrabal en octubre de 1989 como un duende burlón y dopado que puede se revele ahora como un profeta del desastre. El hechicero del troyano de la coleta hecha moño. «Si es verdad que esto se acaba...» (insistía Tontxu en el quicio del tercer milenio con esa mentalidad de abismo de los que crecimos en los 90) «que nos coja en la cama. Si es verdad que esto es el fin, acércate a mí». Aunque me beses con mascarilla.

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