lunes, 28 de septiembre de 2020

Villarejo, sobre Rajoy: «Podría estar preso por muchas cosas»

«Las maldades que me han encargado a mí, para salvarle el culo al Barbas, no te puedes imaginar las cosas que yo he hecho por él. ¡Que podía estar preso el presidente del Gobierno!». Esta es una de las afirmaciones del comisario jubilado y en prisión provisional José Manuel Villarejo que recoge la Unidad de Asuntos Internos en el sumario de la operación Kitchen, doce tomos de pesquisas sobre el despliegue parapolicial que buscaba robar material comprometedor para el PP al tesorero Luis Bárcenas, a los que ha tenido acceso este diario. La propia unidad investigadora llegó en un informe a la conclusión de que Mariano Rajoy, al que Villarejo y su clan se refieren alternativamente como «el Barbas» o «el Asturiano» , tenía conocimiento de Kitchen a partir de estos audios en los que el comisario apuntaba a distintos líderes del PP de la época en sus charlas con terceros. El Barbas De Rajoy, se jacta de «las maldades» que ha hecho para protegerle e insiste en que podría estar en prisión «por muchas cosas». «Se han perdido papeles y se han perdido cajas y se han perdido muchas cosas, y operaciones de decir, oye, en tal sitio hay papeles de Bárcenas y hay que ir a romperlos». Lo decía en enero de 2017, a pocos meses de ser detenido. Avisaba de que Kitchen era una bomba de relojería. «Os va a estallar. Estos se creen que cambiando el tema se ha acabado todo, pero hay un secretario, Paco Martínez -ahora imputado y dispuesto a declarar-, que está cabreado como una mona y lo saben todos, y todos le han mandado, que lo ha encargado el 'Barbas'. ¡Que lo ha encargado así!» afirma. Asegura que «va a tirar para arriba, va a tirar para el Asturiano». Y no va mal encaminado, a la luz de lo actuado. Martínez, cuando la prensa empezó a airear la Operación Kitchen a partir de finales de 2018, le dijo a quien había sido director Adjunto Operativo de la Policía bajo su mando, el también imputado Eugenio Pino, que si caía él, declararían también el ministro Jorge Fernández Díaz e incluso Mariano Rajoy . El primero ya ha sido citado como investigado. En otro momento, afirma que tienen grabado al propio Rajoy hablando con Bárcenas y «otro material muy duro» robado al tesorero, que era, según Villarejo, «lo único que le importaba al Asturiano». Rato y los sobres Pero no sólo. Como ejemplo de que «ha dado gloria en los últimos años» a quienes se refiere como «estos mierdas» del PP cuenta que le llamaron de Moncloa para que fuese a «tranquilizar» al exministro Rodrigo Rato, quien contestó: «Que no me toquen mucho los cojones porque yo he trincado sobres, pero delante de mi iba Rajoy con otro sobre'». Llega a afirmar que tiene grabado al propio Rato «inmortalizado» haciendo esa declaración y que le consta, que él no ha sido el único al que le ha contado que en la «fila de los sobres», estaba «detrás del 'Barbas'. Santamaría y los barridos Villarejo también afirmaba tener artillería pesada contra Soraya Sáenz de Santamaría, una de sus grandes enemigas y que desde la Vicepresidencia del Gobierno controlaba el CNI. El comisario jubilado cuenta que entre 2009 y 2010, cuando el PP estaba en la oposición, ella le contrató para averiguar si el Ministerio del Interior que dirigía Rubalcaba les tenía pinchados los teléfonos. «Lo tengo documentado. Como nosotros no podíamos pasar, la vice en persona, eh, coge y pasa ella los maletines», dice Villarejo. Asegura que Santamaría, en connivencia con su socio, Rafael Redondo, entró en el Congreso con material técnico «para hacerle un rastreo de maletines», un servicio que «no se facturaba, se pagaba en crudo». Le parece que sería un gran titular para la prensa y su interlocutor, el comisario principal José Luis Olivera, que comandaba la UDEF, está de acuerdo con filtrarlo. «Si la Soraya paga en B y tal, y contrató los servicios de Villarejo, el Troll (el director del CNI) se caga», dice Olivera. Buscaban «joder a la pequeñita», y «pactar la tranquilidad». No es lo único. Aseguran que Santamaría orquestó «una campaña de imagen» en prensa que se pagó «con unas facturas chungas», de las que dicen tener copia. Se estrecha el cerco a Olivera Comparte más charlas con Olivera, quien no sólo no se escandaliza de los contenidos sino que parece estar al tanto de la mayoría de los asuntos, incluido Kitchen. El comisario, que después dirigiría el CITCO, no está imputado, pero Anticorrupción estrecha el cerco sobre él: el juez ha acordado una investigación patrimonial completa ante la sospecha de un «concierto económico permanente» con Villarejo «a modo de iguala o comisión». En concreto, de los audios y documentos que obran en la causa, se desprenden indicios de que en al menos un proyecto, se llevaría un 5 por ciento de comisión de la empresa de Villarejo, Cenyt. Estaba en el asunto el policía en segunda actividad Antonio Giménez Raso, que sí está investigado en Tándem. En una de las conversaciones, por ejemplo, Villarejo le comenta a Olivera el botín que ha ido amasando con sus trabajos, como «un pen con unas grabaciones entre Bárbara Rey y el Monarca» Don Juan Carlos. «Y eso no lo tiene nadie, lo tengo yo, ni el Secretario de Estado, ni Pino ni nadie, eso lo tengo yo». El interlocutor alaba la «impunidad» de la que goza. Aguirre y el acelerador De hecho, Villarejo alardea en otro audio de haberse servido de sus «mierdas» para Rajoy como mecanismo de presión. Explica que el presidente quería «quitarse de en medio» a la entonces presidenta del PP madrileño, Esperanza Aguirre y por eso, una asociación que manejaba Villarejo se introdujo como acusación popular cuando fue denunciada por un delito contra el tráfico en 2014 tras arrollar a un agente de movilidad y darse a la fuga. Si en otra de las piezas de la causa se le escucha alardear de haber «levantado el pie» y retirado la acusación librándola del banquillo, en Kitchen explica que amenazó «al Asturiano». «O me quitan al Marcelino (Martín Blas, enemigo y jefe de Asuntos Internos) o le levanto el pie a la Esperanza (...) Y al día siguiente, Marcelino a tomar por culo», dice. Sí consta que retiró la acusación. Acorralado Las fechas son relevantes. A primeros de 2017 se veía acorralado, empezaba a publicarse información sobre su patrimonio y apenas un par de meses después se abrirían las diligencias fiscales que aún le tienen en prisión provisional. Villarejo pone toda la artillería sobre la mesa y amenaza: «Si a partir de la semana que viene, no me ha llamado ni el ministro (refiriéndose a Zoido), ni el secretario de Estado, ni han parado toda la historia, empiezo a repartir leña». Villarejo cumple en noviembre tres años en prisión provisional y afronta ya más de cien años de cárcel en las tres piezas separadas que están listas para enviar a juicio. Hay en torno a una treintena abiertas en la Audiencia Nacional.

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