miércoles, 30 de septiembre de 2020

Jorge Javier Torra

Mi querido Juan Fernández-Miranda, jefe de esta sección del periódico, me ha dicho: « Te dejo 300 palabras, ni una más». Ni una más es lo que mejor define a Quim Torra. Lo que ha hecho y lo que hará. Su legado y su metáfora. Nadie como Quim Torra, ni siquiera Puigdemont, ha desprestigiado las instituciones catalanas. Su comparecencia de ayer fue convertir el Parlament en una tienda de chuches. Su presidencia ha sido la mayor devaluación del catalanismo político y a cambio de nada. La derrota de 1714 dio una diada. Companys era un criminal pero su fusilamiento inspiró una épica. Lamentable, lamentable, es cierto, pero una épica. El franquismo dio algunos cantautores, y un negocio para los empresarios mucho más boyante que la democracia. Lo único que ha dejado Torra es el recibo del sueldo vitalicio que tendremos que pagarle y que siempre estuvo en su cálculo. Su inhabilitación ridícula, sus tontísimas pancartas, todo pensado para que le saliera gratis. Nadie ha querido decirlo abiertamente, porque la derrota es tan íntima, y tan dolorosa, que no queda ni ánimo ni dignidad para intentar la remontada: pero ayer Torra, con su vergonzosa intervención en el Parlament, rebajándolo a un aspaviento de Jorge Javier Vázquez, consiguió que por primera vez el independentismo se diera cuenta del ridículo que está haciendo, de su extravío en tierra nadie, de su derrota inapelable. Torra. Cataluña ha sido reducida por el inhabilitado a una rabieta histérica de programa de tarde, a una estridencia fuera de lugar y que sólo te celebran los amiguitos que en todo te dan la razón para que les invites al programa -o a palacio. Como cuando fue editor, Torra se ha aprovechado de todo lo que tenía algún valor para folklorizado, para exprimirlo, para llevarse su parte. Se está buscando una casa en el Ampurdán. Tendrá su despacho de expresidente, con un chófer, una secretaria y dos Mossos de escolta. Los constitucionalistas pueden censurarlo pero cualquier independentista con dos dedos de cerebro sólo siente por su trayectoria el más absoluto de los desprecios. Es la mayor burla que Cataluña ha sufrido y sin ninguna resistencia. Torra como Espartero. Si España ha ganado esta guerra no será porque no lo haya hecho todo para perderla.

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