Erguido en la salida del metro de Cuatro Caminos, el tótem que recuerda al mismo que marcaba el paso a los usuarios a principios del siglo XX, desaparecido hace ahora 85 años, ya luce en la boca que da acceso a la avenida de la Reina Victoria. El elemento ornamental, descubierto ayer por el consejero de Transportes e Infraestructuras, David Pérez, coincide en tiempo y lugar con el final de la reforma de la estación, la más profunda de toda la red con un desnivel de 45 metros desde la superficie. La estructura, de 6,3 metros de altura y forma rectangular, replica los colores originales, rojo y blanco, coronado con el antiguo rombo del suburbano. El planteamiento original se realizó con el objetivo de servir de reclamo anunciador, de ahí el tamaño considerable del monolito, reconocible en la distancia e iluminado por la noche. Respecto a la renovación de la estación, los trabajos se han llevado a cabo en el vestíbulo principal y los pasillos de distribución de las líneas 1 y 2, donde se han sustituido los revestimientos, instalaciones y tecnología obsoleta localizados en los andenes. Además, se ha incrementado el número de interfonos y se ha corregido la megafonía y la cartelería digital. La nueva cara de la parada de Cuatro Caminos, por la que pasan cada mes cerca de 2 millones de pasajeros, entra dentro del Plan de Modernización para mejorar 33 estaciones de la red, que cuenta con un presupuesto de 89 millones de euros, y en las que también se han cambiado los drenajes y saneamientos, entre otras actuaciones.
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