domingo, 17 de abril de 2022

La noche agridulce de Militao

La magnífica temporada de Éder Militao, la de su consagración en el Real Madrid, se ha visto salpicada de unos pocos partidos de drama y tragedia donde él es el desgraciado protagonista. Una de esas noches fue en el Santiago Bernabéu ante el Barcelona; otra parecía ser la de ayer ante el Sevilla, donde erró en los dos goles de los de Lopetegui. Pero el zaguero se repuso de sus males para hacer una gran segunda parte en la victoria de su equipo en el Ramón Sánchez-Pizjuan. Ya desde el inicio, el brasileño fue incomodado por Martial, un delantero con la calidad suficiente para bajar a recibir y con la velocidad precisa para pedir la bola al espacio. El galo es un futbolista inteligente: sabía que Militao es uno de los mejores especialistas en el arte de la anticipación y, una y otra vez, interpuso su cuerpo entre el balón y el defensor para cuidarlo. El madridista, agobiado, veía como Martial daba continuidad a todas las jugadas en las que participaba e, incluso, en un cuerpeo con él, tuvo la primera ocasión del partido; un disparo a la media vuelta que rozó el palo derecho de Courtois en el minuto nueve. Pero su primer error flagrante llegó en el 1-0, en la falta anotada por Iván Rakitic. Inexplicablemente, el ex del Oporto abandonó la barrera y en su hueco puso con clase el balón. Incrédulo, Fede Valverde presenció como Éder le dedicó una serie de aspavientos, que desde la distancia parecían incriminar al uruguayo en el error. Cuatro minutos más tarde, en el 25, el Sevilla confirmó que estaba haciendo un óptimo primer tiempo. Corona ganó la espalda a Militao -que, de hecho, tuvo que contenerse para no hacer penalti- y en el mano a mano con Courtois sirvió el esférico a Lamela para que de interior firmara el 2-0. De nuevo, el joven zaguero erró en uno de sus mayores atributos, en leer la jugada y adelantarse al atacante. Además, la defensa blanca en su conjunto cayó en un error perenne en el Real Madrid de Ancelotti: los saltos de línea al receptor en el medio del campo, dejando un agujero en la zaga que puede conllevar consecuencias fatales. Esos huecos ya fueron aprovechados por Ferran y Aubameyang en el clásico; como también lo hicieron Mount y Werner en la vuelta de cuartos de la Liga de Campeones ante el Chelsea. Sin embargo, un problema muscular alejó a Martial del partido en la víspera del descanso y, desde entonces, junto a Rafa Mir -un ariete bastante más predecible-, Militao respiró. Con la llegada de la segunda mitad, arribó la suponible reacción del Real Madrid. El equipo capitalino adelantó líneas y defendió hacia adelante; y en ese preciso instante, Militao volvió a hacerse enorme. El joven brasileño olvidó sus fallos y protagonizó varias acciones defensivas a campo abierto dignas de volver a ser vistas en televisión. Con un gran Rodrygo y un siempre persistente Vinicius, el Real Madrid llegó a las puertas de un empate que, inexplicablemente Cuadra Fernández evitó al señalar mano en un balón que tocó en el hombro de Vinicius. Aunque el Real Madrid, impasible, encontró la igualada por medio de Nacho Fernández. Y, poco después, el héroe de siempre, Benzema, selló un nuevo triunfo blanco para casi cerrar la Liga.

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