sábado, 16 de abril de 2022

Sandra Ygueravide, la española que reina en el deporte de moda

La carrera de Sandra Ygueravide es como una novela de Agatha Christie, de esas con giro inesperado antes del desenlace. La jugadora debutó a los 17 años en el Ros Casares de su Valencia natal, el primer paso de una carrera dilatada y peregrina que le ha llevado a destinos tan dispares como Burgos o Ecuador. Un camino en el que ha recolectado un buen puñado de títulos nacionales e internacionales y que, sin embargo, sufrió un bache en 2016. La base se topó con un bloqueo mental en el baloncesto clásico y, en búsqueda de soluciones, acabó ese mismo verano en la selección española de 3x3 con el fin de conseguir una plaza para un Europeo. La disciplina aún estaba en pañales y, como ella misma reconoce, se enroló en la empresa por «casualidad». Pero Ygueravide notó algo especial sobre el pavimento. La velocidad y la pillería escribían el guion y las rígidas tácticas y las pizarras estaban excluidas de la fiesta. Recuperó la fe de nuevo en la canasta. Seis años después del aquel desembarco, la española (37 años) es la mejor jugadora del mundo en un deporte que ya es olímpico y que se posiciona en internet como uno de los productos deportivos más atractivos para las nuevas generaciones. «Es mucho más rápido. El reloj de posesión es de 12 segundos y no de 24. La toma de decisiones es veloz, no te da tiempo a pensar. Además, te tienes que quitar el miedo al error. Hay muchas posesiones y si te paras a pensar en lo que has hecho mal, ya te han metido la siguiente canasta», explica con entusiasmo Ygueravide a ABC desde Francia, donde juega al baloncesto clásico en el Villenueve-d’Ascq. Una responsabilidad, la de defender el escudo de los galos, que tendrá que compaginar desde este mismo verano, pues la base acaba de fichar por el nuevo equipo de 3x3 del Girona, un proyecto avalado por el presidente de los catalanes, Marc Gasol, y muy ambicioso, ya que además de a Ygueravide ha firmado a las otras tres integrantes de la selección 3x3 –Aitana Cuevas, Vega Gimeno y Marta Canella– para formar un conjunto de ensueño. En la cresta de la ola y con una sonrisa permanente en su rostro, Ygueravide también reconoce que al deporte aún le quedan escalones para estallar definitivamente. «Es complicado vivir de ello, sobre todo en chicas. Está creciendo y se está apostando por él, pero ya es difícil vivir del 5x5 muchos años, imagínate del 3x3. Sería genial que se creara una liga que se disputase durante todo el año». Eso sí, si esto ocurriese, «lo dejaría todo por el 3x3». Baloncesto todo el año Ygueravide, desde esta temporada, jugará todo el año al baloncesto, un esfuerzo al que se expondrá de buena gana. «La idea es seguir jugando en el 5x5 y en el 3x3, mientras me encuentre bien físicamente ahí estaré. Llevo años compaginando ambas disciplinas y he aprendido a gestionar los esfuerzos y el cansancio. Los Juegos de París (2024) son el gran objetivo». Aclimatada a la alternancia, Ygueravide también reconoce que al principio los dos deportes se mezclaban de forma confusa, pues llegaba a su club tras un verano en la selección con la mochila cargada de vicios. En el 5x5 cada jugador tiene un papel muy concreto y la improvisación no siempre es bienvenida, mientras que el 3x3 es un pequeño reducto nihilista en el mundo de la canasta, una especie de prado por el que correr con libertad, más cercano a las pachangas entre amigos de las canchas públicas que al baloncesto que se practica en la élite. «Sí, es mucho más divertido. Te da mucha más libertad y también a la hora de dirigir al equipo (desde la posición de base) es mucho más intuitivo, son las jugadoras las que deciden lo que hacer, no hay entrenador sobre la cancha. También te ayuda en el 5x5, hay momentos en el que el jugador tiene que tomar sus propias decisiones». La base, para explicar la explosión del baloncesto 3x3 y lo bien que está cuajando en las nuevas generaciones, toca varios palos. El deporte adquirió la distinción olímpica el pasado verano gracias a unos sociólogos japoneses, que mientras tejían los entresijos de la cita, buscaban nuevos deportes para revitalizar el calendario. Así surgieron nuevas disciplinas como la escalada, el skate o el baloncesto 3x3. «Es muy corto, no te tienes que tragar un partido de dos horas. Es más divertido de ver y le da más al aficionado», esgrime la valenciana. Lo cierto es que el tres contra tres se ha convertido en un fenómeno de las redes sociales, uno de los buques insignia de las nuevas formas de consumo deportivo (el canal de Youtube del circuito tiene más suscriptores que el de la Euroliga, 392.000 por 376.000). Rápidos y virales, los torneos de equipos organizados por la FIBA en verano (al ser al aire libre necesitan de la clemencia del tiempo para disputarse) suelen situarse en zonas mayúsculas, muy vistosas al ojo, como la Plaza Roja de Moscú o bajo los pies de la Torre Eiffel en París. Una eclosión de la que España ha conseguido sacar rédito deportivo como en tantas otras disciplinas. Es la actual campeona de Europa y, pese a que cayó en el preolímpico, ya tiene sellada su participación en el próximo Mundial de junio.

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