
Cuando P ío García-Escudero, presidente de la gestora que está al frente del Partido Popular de Madrid, dio paso ayer en la reunión del Comité Ejecutivo al punto de ruegos y preguntas, los miembros de este órgano de dirección contuvieron el aliento. Unos segundos de tensión que dio paso a un profundo alivio. Nadie había pedido la palabra. Todas las miradas estaban puestas en la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Después de su intervención ante la Junta Directiva Nacional, que muchos consideran «desafortunada», al pedir expulsar del partido a todos los que han participado en lo que considera una campaña de desprestigio contra ella y su familia, se temía que pudiera intervenir y lanzar otra andanada de reproches...
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