Ya hemos visto que hay un ramo de drones, patrullando el firmamento, para que el gentío cumpla a rajatabla la normativa de tránsito del Covid. Nadie va a discutir esta artesanía del dron, alcalde, pero uno mira el dron, y no ve mucho más que una libélula de mecanismos muy capaces, quizá, de echarle un reojo a una plaza, pero pensar en remediar Madrid es pensar en remendar la inmensidad. Quiero decir que el dron aparece como un artefacto que seguro ayuda a los municipales, pero yo aprecio en el dron una escueta cosa que se me antoja breve, voluntariosa y errática, ante la eternidad del coronavirus invisible, y ante el concreto peatonaje de Madrid, que es una infinitud al... Ver Más
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