Tengo que agradecerle a Sánchez que haya sido capaz de provocarme el punto de indignación que necesitaba para salir al fin de la convalecencia. Que yo sepa no hay consejos terapéuticos establecidos para la rehabilitación de un articulista que haya pasado, como yo, tres semanas de dura pelea con el SARS-CoV2. Durante un tiempo pensé que el contagio no solo quitaba la afición por los alimentos fungibles, desprovistos del olor y el sabor que los hacen apetecibles, sino también el interés por los acontecimientos que afectan al mantenimiento del espíritu. El desinterés con el que gestionaba la lectura de los periódicos o la audición de los programas informativos me hicieron temer que había entrado en un estado de desmoralización general incompatible... Ver Más
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