
Ángel Iglesias es uno de los curas más queridos entre los feligreses de la parroquia de La Paloma. No da dos pasos por la Puerta de Toledo sin que alguno de los presentes apostados, ayer, en el cordón policial, le detenga para saludarle. Aunque pertenece a la Diócesis de Madrid su trabajo está muy lejos de la capital como misionero en África. La casualidad quiso ayer que fuera él el que celebrara ayer la Misa en el templo de la Virgen de La Paloma. «El párroco está confinado por Covid-19 y he celebrado yo. No salgo de mi asombro. Ayer comí con los hermanos en el edificio y mira...», relata impactado por las dimensiones de lo acontecido. «En la comida estaba...
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