
La expedición del Real Madrid se lo esperaba, desgraciadamente, desde que recibió la llamada de la Liga para volar el viernes, un día antes del partido, a Pamplona. La nevada estaba prevista y el desastre del encierro en el aeropuerto de Barajas confirmó los peores augurios. Esta es la intrahistoria de un viaje a Pamplona que debía durar una hora y que se ha transformado en una aventura que hoy llevará al club blanco a Málaga sin volver a la capital de España, con despedidas inesperadas a la familia como si el equipo volara a la disputa del Mundial de Clubes a otro continente. Siete días de viaje, que pueden ser once si se clasifica para la final de la Supercopa La expedición madridista no ha salido de la península ibérica, pero el vuelo que comenzó el viernes, «secuestrados» en el avión durante cuatro horas por culpa del temporal, como manifestaba enojado un profesional de la entidad, se convertirá en un periplo de siete días, porque el equipo madrileño no tenía claro su retorno a Madrid este lunes y decidió acudir directamente a Málaga, donde el jueves se enfrentará al Athletic en la Supercopa de España. Ayer, la expedición del campeón vigente vivió su tercera noche en el hotel Alma de Pamplona. Culpables Todo el mundo tiene un culpable, pero junto a los errores cometidos hay un primer culpable, la climatología, que ha generado un gran problema de logística a los clubes para jugar este fin de semana. El Real Madrid acusa a la Liga de los hechos, porque al ver lo que sucedía en Barajas debió impedirse el vuelo y evitar esa espera de varias horas dentro del avión. Pero la premisa de las televisiones y el dinero que pagan impuso su ley. La patronal del fútbol español responde que ella no organiza los viajes y el club afectado podría haber despegado varias horas antes hacia Pamplona. El Real Madrid destaca que todo ese cúmulo de sucesos afectó al rendimiento del equipo. Se sintió perjudicado deportivamente. Zidane expuso por ello que ayer no jugaron un partido de fútbol y dio a entender que debería haberse impedido su disputa. Con esa indignación latente, el Real Madrid se puso a trabajar ayer para descartar el regreso a la capital y organizar el viaje a Málaga, la elección del hotel (el Miramar) y el campo donde poder entrenar hoy y mañana. No fue sencillo, porque había que anular y cambiar más de cincuenta billetes de avión y conseguir también cincuenta habitaciones en la ciudad andaluza, además de encontrar un campo para entrenar mientras se cumplen los protocolos del Covid, un hecho que dificulta cada operación. Zizou volará hoy con veintidós futbolistas a Málaga. Jovic se incorporará en las próximas horas y falta por saber si Carvajal estará en condiciones de competir el jueves ante el Athletic. El Real Madrid defiende el título conseguido en Arabia Saudí. Si supera a los rojiblancos, el domingo atacará la final en La Cartuja de Sevilla ante el ganador de la otra semifinal, que enfrentará el miércoles a la Real Sociedad y el Barcelona.
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